Los grupos indígenas han tomado medidas más extremas en Imbabura, pero aún no se llega a los niveles de octubre de 2019.
Redacción IMBABURA
La protesta contra el Gobierno se radicalizó en Imbabura, en la segunda jornada de paro este martes 14 de junio de 2022.
Más de una decena de bloqueos viales se registraron a lo largo del día en carreteras de primer y segundo orden, en cinco de seis cantones de Imbabura. También hubo marchas que se tomaron el centro urbano de Cotacachi y Otavalo. Los manifestantes obligaron a cerrar los locales comerciales de todo tipo, bajo amenazas de saqueos.
Aunque los grupos indígenas que lideraron estas protestas mencionaban que era un “pedido de favor”, el cierre de tiendas, panaderías, peluquerías, farmacias, bancos y todo lo que estuviese funcionando se volvió obligatorio. Los mensajes fueron claros: “o cierran o hay saqueos” o “no nos responsabilizamos por lo que pueda pasar”.
Ante esto, ninguno se atrevió a desafiar a los manifestantes, por lo que guardias, administradores, empleados y propietarios de establecimientos públicos y privados enseguida procedieron a cerrar las puertas y desalojar a sus clientes, bajo el miedo y la impotencia de verse obligados a no trabajar.
Desde los indígenas, la justificación para estos actos fue que “todos deben unirse a la protesta”, aduciendo que las medidas gubernamentales no solo les afectan a ellos, sino a todo el país. Además, consideran injusto que solo ellos se movilicen y pierdan también sus actividades diarias, mientras el resto es indiferente.
Sin embargo, no todos los dirigentes estuvieron de acuerdo con esta medida de presión para que los ciudadanos se unan a las protestas, lideradas por grupos indígenas como la FICI y la Unorcac, que aglutinan la mayor cantidad de comunidades kichwa de Imbabura.
Rechazo al vandalismo
William Lema, presidente de los cabildos kichwa que se ubican en la parte urbana de Otavalo, expresó su descontento por la forma arbitraria de presionar a las personas de los locales comerciales para que cierren y se unan a la protesta, mencionando que se debe respetar los criterios distintos.
“No es que seamos indiferentes a lo que sucede en el país, en la parte rural, pero en la parte urbana hay muchos comerciantes que están pagando arriendo, deudas, que invirtieron. Entonces, también hay que pensar en ellos”, dijo, ante medios locales kichwa.
Criticó que esta medida se tome en sectores urbanos, donde no se puede ejercer presión para que se unan a las marchas como en el sector rural, con otro tipo de amenazas.
“Dentro de toda manifestación está también el protestar pacíficamente, sin llegar a la violencia, al vandalismo. Ayer había grupos que con palos que tenían clavos incrustados, les pinchaban las llantas a los carros. Creo que eso es preocupante”, agregó.
“La parte kichwa en la ciudad también es distinta a las comunidades rurales. En lo urbano no tenemos ese método de presión que lo tienen en las comunidades, a base de multas, quitar puntos o suspender algún servicio, porque aquí no solo vivimos indígenas, sino todo tipo de personas”, finalizó.
Hasta las 15:00, se registraron 14 cierres viales en Otavalo, Cotacachi, Urcuquí, Antonio Ante y otros puntos de Imbabura.
41 instituciones educativas de Imbabura, con 12.083 estudiantes, suspendieron las clases presenciales.