La provincia de Carchi forma parte de un proyecto binacional que promueva la crianza de estos animales.
TULCÁN.- Las alpacas han regresado a las montañas que separan Colombia y Ecuador gracias a un proyecto binacional que busca repoblar estos territorios fronterizos con uno de los camélidos más emblemáticos los Andes.
En el marco de esta iniciativa se celebró la semana pasada una convención binacional sobre crianza de alpacas entre las dos comunidades involucradas en el proyecto, que cuenta con la financiación de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), con un aporte de más de 55.000 dólares de capital semilla.
La reunión se realizó en la comunidad de El Mirador de los Pastos, situada en la provincia de Carchi, en el lado ecuatoriano, promotora de este proyecto que tiene como socio al resguardo indígena colombiano de Panam, cuyos miembros realizaron demostraciones de la crianza.
«El proyecto nace por una propuesta elaborada por un grupo de jóvenes de la comunidad, en base a necesidades de las comunidades beneficiarias», indicó la veterinaria Katy Pinduisaca, quien ejerce de directora de esta iniciativa binacional.
La experta explicó que en esta zona no existía producción alpaquera hasta que en enero de 2023 trajeron los primeros ejemplares, procedentes de las provincias ecuatorianas de Chimborazo y Cotopaxi, ubicadas en el centro andino de Ecuador.
Primera meta
El objetivo es que cada una de las comunidades fronterizas, ambas del pueblo indígena de los pastos, llegue a contar con 30 ejemplares, un número que esperan alcanzar en breve, para que después estos camélidos puedan ampliar su presencia en la frontera hacia otras comunas.
Actualmente en El Mirador de los Pastos son 24 las alpacas que pastan por sus terrenos, mientras que actualmente hay otras 25 en Panam.
«Hemos ido abriendo camino. Nosotros estamos implementando esta crianza y queremos involucrar a los ministerios para el apoyo técnico que necesita el proyecto», indicó Pinduisaca.
Con la crianza de las alpacas, que involucra a 42 personas entre las dos comunidades, sus habitantes ven también un futuro económico alentado por la producción de lana, fibra de alpaca y abonos orgánicos para, de alguna forma, cambiar la matriz del ganado vacuno.
«Queremos cambiar por alpacas lo que hoy en día vemos poblado por vacas, que lastimosamente afectan a los suelos», apuntó la veterinaria directora del proyecto.
Turismo, lana y artesanías
También tienen en el horizonte la ambición de promover una iniciativa de turismo comunitario en torno a las alpacas, mientras que las mujeres del resguardo indígena de Colombia quieren utilizar la lana, muy cotizada en el extranjero, para dedicarse a los tejidos ancestrales como la confección de ponchos y artesanías.
Así lo comentó Nancy Estacio, una de las habitantes del resguardo de Panam que participa en el proyecto, muy enfocada en recuperar los usos y costumbres como la esquila y el tejido y transmitirlos a sus hijos y demás descendencias.
«Esperamos que se repoble, que en todo nuestro territorio haya más alpacas y utilizar la lana. Bolsos, bufandas, gorros e infinidades de cosas que se pueden hacer con la lana», nombró la ganadera.
Pese a que es su primera experiencia con alpacas, Estacio señaló que les está yendo muy bien.
«Estamos conociendo a los animalitos, que son muy dóciles y muy bonitos porque no necesitan de tanto cuidado como las vacas. Ellas son silvestres pero a la vez bien dóciles», valoró.
También de las alpacas se puede obtener abono, y con ello generar biogás, recordó el coordinador de la comunidad El Mirador de los Pastos, César Eduardo Iglesias.
«La idea es la repoblación de todo el cordón fronterizo», apostilló.
En la convención también participó la vicepresidenta del Parlamento Andino, la ecuatoriana Mirian Cisneros, quien señaló la importancia de este proyecto para el fortalecimiento de la comunidad y de la sostenibilidad. EFE