Súper Enner…

Con la gratitud y admiración a todos los seleccionados, esta apología es dedicada a Enner Remberto Valencia Lastra, no sólo por su aptitud deportiva, sino por la entrega y coraje que pone en el campo de juego y frente a las adversidades que le ha tocado superar. Los inicios de este referente del fútbol nacional y ahora mundial, fueron muy humildes,

como los de casi todas las grandes estrellas de este deporte. Nacido en 1989 en San Lorenzo, provincia de Esmeraldas, nuestro Superenner cuando niño, pasó gran parte de su tiempo ordeñando vacas en Ricaurte su pueblo natal y ayudando a su padre a vender leche en las calles de San Lorenzo, sus progenitores Don Remberto Valencia y Doña Bolivia Lastra, hicieron abnegados esfuerzos para educarlo y formarlo dentro del catolicismo, como fieles devotos de la Virgen de Guadalupe.

Se inició en Caribe Junior, una academia local de fútbol, luego se probó en Emelec, iniciando su camino profesional. El resto de su historia es conocida, ha jugado en México, Inglaterra y actualmente en la súper liga de Turquía, para convertirse en este mundial en el respetado capitán de la Tri, en su goleador y máximo referente. Aquel niño norteño al que su papá le hizo una pelota de trapo, pues no tenía para comprarle un balón ni zapatos de futbol, de quien su madre dice que de pequeño “pateaba todo lo que era redondo” y desde su vientre fue el que más duro “pateó” nunca imaginó que hoy sería un astro mundial y el emblema de una nación.
Ha sufrido ratos amargos como el secuestro de su hermana, conflictos legales con la madre de su primera hija, la incomprensión de compatriotas que lo criticaron por su bajón antes del mundial; hoy deben cambiar esas palabras por merecidos elogios, a aquel que jugando con una lesión, dejo hasta su última gota de sudor en la cancha y batalló hasta caer exhausto, siendo aplaudido por propios y extraños ¿Cuántos Enner habrán en las calles y campos de San Lorenzo, Quinindé, El Chota y en todo el país, esperando ser descubiertos? Al igual que los históricos que abrieron camino a los mundiales, Enner ya es una leyenda que cubre de gloria el nombre del Ecuador.
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