En la esquina de las calles Sucre y 10 de Agosto se la encuentra a Noemí Lara, una mujer de trabajo y lucha constante, quien lleva vendiendo chontaduro hace 25 años en el mismo lugar. Los esmeraldeños llegan al puesto de la mujer de 60 años, para deleitarse de esta fruta tropical.
Su jornada empieza en su casa a las 05:00, para pelar y enfundar algunos chontaduros que son traídos del oriente cuando no hay en la provincia de Esmeraldas. A las 06:30 llega a su esquina de trabajo, donde vende seis chontaduros a 1 dólar; al caer la tarde termina su día y recoge su silla, un cuchillo, una tina y dos baldes donde tiene la fruta de color anaranjado; esas han sido sus herramientas de trabajo por más de 25 años.
Aunque cada vez se le hace más difícil caminar, ella recuerda con orgullo que con el chontaduro ha mantenido a sus cuatros hijos y ahora sigue trabajando por sus nietos.
“He sido una mujer muy trabajadora desde niña porque me crié sóla, sin embargo, he aprendido que con mucho trabajo y amor he podido salir adelante desde este mismo puesto, aunque no tengo riquezas, tengo lo más valioso que son mis hijos a quienes con mucho sudor les di una vida digna”, expresa Noemí sonriendo.
La primera mujer que ha recorrido caminos en venta del chontaduro, también ha sido golpeada económicamente por la pandemia, ya que no podía vender su producto desde la esquina del parque central, sin embargo, desde su domicilio le vendía a sus vecinos a $0,50ctvs la funda de seis, y con ese ingreso pasó sus días de encierro con su familia.