Retorno a clases: Salud mental para estudiantes

Unesco estima que más del 91% de los estudiantes del mundo equivalente a 1.6 mil millones de niños, niñas, jóvenes y universitarios dejaron las aulas por el brote Covid-19.

Esta medida tras el confinamiento por Covid y sus variaciones en los últimos años, la organización mundial de la salud deja en claro la importancia de la salud mental en esta etapa post covid. La psicóloga María Belén García asesora del Ministerio de Educación del país vecino Colombia asegura lo siguiente: “La presencialidad es crucial para el desarrollo de ciertas habilidades sociales interpersonales, para la práctica de repertorios comportamentales adaptados al ambiente y para el moldeamiento de otros. La no presencialidad implica un riesgo importante de no asegurar el aprendizaje de muchísimos repertorios vitales para un desarrollo armónico y equilibrado, en un niño y un adolescente. Y, si además de esto, hablamos de poblaciones infanto-juveniles con dificultades de desarrollo, con necesidades educativas especiales, esta necesidad se duplica”.

Es destacable que el efecto coronavirus a nivel mundial abrió nuevas perspectivas y alternativas a los estudiantes, el uso de la tecnología se acercó directamente a los estudiantes, sin embargo la brecha económica-digital en sitios más vulnerables generó un desequilibrio educacional por la falta de acceso a internet, un computador o incluso el mismo uso de la tecnología.

Según la encuesta (U-Report realizada por UNICEF, 2020) a una muestra de 656 estudiantes adolescentes y jóvenes en Bolivia, cuatro de cada diez no estarían pasando clases por ninguna plataforma de internet, lo que se agravaría en el área rural donde existen menos ingresos económicos y posibilidades de acceso a internet, especialmente por los altos costos de conectividad. Los que sí se conectan, sin embargo, lo hacen a través de celular (77,5%) y solo un 19,5% por computadora.

Expertos en psicología educacional sugieren que el proceso de transición de virtual a presencial debe ser gradual y contar con el total apoyo tanto de profesores como del núcleo familiar, para lograr alcanzar un adecuado desarrollo afectivo-emocional y social para niños y adolescentes sobre todo, y no solamente cognitivo, como fundamentos de la formación saludable de su personalidad y un equilibrio en su salud psicosocial.

La nueva normalidad educacional está empezando y las afecciones psicológicas ante tan grandes cambios como fue una pandemia mundial deben ser tratados con pincel, con apoyo del núcleo familiar e instituciones educativas.