En el 2016, una empresa de automóviles buscaba gerentes para las plantas que abrirían en diversos sitios de México, entre los requisitos estaban: a) Ingeniería o licenciatura con especialización en el área, b) experiencia comprobable de al menos 5 años en la industria automotriz, c) Ser 100% bilingües d) Maestría o Doctorado en el área de conocimiento o en la administración de la gestión de procesos industriales.
En el 2021, diversas empresas privadas del orden de las pequeñas y medianas empresas buscaban gerentes para diversas áreas en donde los requisitos son: a) Licenciado a nivel de Economía, Contador Público y Auditor b) Manejo de Programas de Computación (avanzado) c) Experiencia de mínima de cinco años puestos similares d) Experiencia en manejo administrativo y personal d) Conocimientos financiero Tributarios. Como podemos observar, una empresa cuyo patrimonio es menor a medio millón de dólares, no puede colocar las riendas de su destino técnico financiero en manos que sean menos calificadas de lo que solicitan.
Aquí nace una gran interrogante para la ciudad de Esmeraldas, la misma que radica en ¿Por qué debemos nosotros aceptar un perfil menor a estos cuando el presupuesto asciende a más de 30 millones de dólares? El futuro alcalde de la Ciudad debe tener un perfil de técnico/administrador, avalado con un cuarto o quinto nivel en gestión pública, economía, ingenierías o administración pública, además de haber tenido experiencia laboral suficiente (mínimo 8 años) en el campo técnico o administrativo que le permita conocer las limitaciones del entorno laboral. Debe tener cualidades de liderazgo y aptitudes que permitan orientar la búsqueda de recursos en entidades que no sean del estado ecuatoriano, pues el país entero atraviesa una crisis financiera bastante severa.
Nosotros como ciudadanos debemos exigir esta experticia, este conocimiento y complementarlo con las actividades sociales. Escojamos a alguien con una visión amplia, que le permita vislumbrar soluciones ante la aguda problemática que atravesamos. ¡Esmeraldas, despierta!