Pancho y la diplomacia

Rindo mi homenaje de admiración a Pancho Huerta quien me honró con su amistad, admiración por su denodado servicio a la Patria, por su profunda convicción democrática. Admiración por su pedagogía cívica y ciudadana de toda una vida y hasta sus últimos días. Admiración por sus inquebrantables valores éticos, por su agudeza intelectual.

Fue una personalidad notable en todo lo que emprendió: en la política, en la gestión pública, en la docencia universitaria, en el periodismo y en la diplomacia, por citar algunas actividades en las que su carisma y talento lo distinguían. En los últimos años orientó la opinión pública nacional en varios temas.

Sólo menciono un ejemplo. Hace 14 años ya advirtió el riesgo de que el Ecuador se estaba convirtiendo en un narco-Estado. En recientes entrevistas afirmó reiteradamente y de forma descarnada la existencia de una “gran alianza regional político-delincuencial” y que existía una “gran conspiración para destruir las pocas islas democráticas que van quedando en el continente”.

Siempre atento a la realidad internacional y conocedor del sistema internacional y regional, ejerció con distinción varias funciones diplomáticas como embajador del Ecuador y Secretario Ejecutivo del Convenio Andrés Bello.

Fue designado Jefe de la Misión Permanente del Ecuador ante la ONU en Nueva York, con el rango de embajador, en septiembre de 1988 y presidió en tal condición la delegación del país en el cuadragésimo tercer período ordinario de sesiones de la Asamblea General (AG),en cuyas sesiones plenarias intervino frecuentemente y con soltura y conocimiento discurrió sobre muchos de los temas del programa.

Tuve la satisfacción y el honor de acompañarlo como Representante Permanente Adjunto durante todo ese período de sesiones.

Recuerdo con nitidez algunos de sus pronunciamientos en torno a la crisis de la deuda externa y el desarrollo; a la cooperación internacional para la erradicación de la pobreza en los países en desarrollo; a las actividades del Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe; al fortalecimiento de la eficacia del principio de celebración de elecciones auténticas y periódicas.

Puesto que el Ecuador ocupó en esa ocasión una de las Vicepresidencias de la Asamblea General, Pancho Huerta presidió varias sesiones del pleno de la AG, entre septiembre y diciembre de 1988, a pedido del Presidente, el Canciller argentino Dante Caputo.

Varios meses después, Pancho Huerta fue designado por el Presidente Rodrigo Borja embajador del Ecuador en Venezuela, ejerciendo esa función hasta 1992. Se ganó rápidamente un importante espacio dentro del cuerpo diplomático acreditado en Caracas.

Su gran oratoria, magnífica pluma y vastos conocimientos como médico y experimentado político, a más de su amplia cultura, le permitieron entroncarse en los medios políticos, diplomáticos, culturales, petroleros y en la prensa de Venezuela. Mantuvo una columna de opinión en el diario Universal de Caracas. Su gestión diplomática fortaleció nuestra relación bilateral con Venezuela, gobernada en esos años por Carlos Andrés Pérez.

Años después, su dilatada y multifacética trayectoria condujo a que Pancho Huerta fuera designado, por los representantes de los estados miembros, Secretario Ejecutivo del Convenio Andrés Bello (CAB), el más alto cargo del organismo intergubernamental, con personería jurídica internacional, creado por el Tratado suscrito en Bogotá, el 31 de enero de 1970, y sustituido en Madrid en 1990.
La institución del CAB es la encargada de la integración educativa, científica, tecnológica y cultural en el ámbito iberoamericano. Los países que conforman la Organización del CAB son: Bolivia, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, España, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. Pancho ejerció esa función, con distinción, desde el 2005 al 2008.En tal condición realizó múltiples misiones internacionales. Varias de ellas en Ginebra, Suiza.

Mientras yo me desempeñaba como Embajador y Representante Permanente del Ecuador ante la ONU, sus agencias y la OMC en Ginebra, se efectuó la 56ª Asamblea Mundial de la Salud que se celebró, en el marco de la OMS, en mayo del 2003.

Tuve, entonces, la satisfacción de recibir e integrar la delegación del Ecuador, de la que formó parte Pancho Huerta, como ex ministro de Salud.

Fueron semanas de intensa actividad en las que, nuevamente, Pancho desplegó sus excepcionales dotes de orador, hábil negociador y profundo conocedor de los temas que se abordaron en la Conferencia.

Fueron también y, sobre todo, gratos momentos para recrear nuestra amistad, de rendir tributo a la lealtad con la amistad y a la afinidad de valores y principios compartidos con un entrañable amigo, ilustre pensador y patriota que sirvió con devoción al Ecuador y a sus altos intereses.

Hernán Escudero Martínez
Embajador en Servicio Pasivo
Editor de Panorama Global del CEEI-UIDE