Para los feligreses católicos, mañana, con la unción de la ceniza en la frente se purifican los pecados. Mañana harán dos misas.
Siempre es miércoles cuando se coloca la ceniza sobre la frente de los feligreses, miércoles coincide con la finalización del Carnaval, celebración considerada pagana por algunos protestantes, y para otros, una de las mayores expresiones de alegría de un pueblo.
La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: “Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”. El polvo usado es el resultado de la quema de los ramos bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior, y que está rociado con agua bendita y aromatizado con incienso.
Tradicionalmente para la imposición de la ceniza que forma una cruz en el centro de la frente del devoto, se realiza una misa. Mañana no será la excepción, así lo confirmó el sacerdote de la Catedral ‘Cristo Rey’ de la ciudad de Esmeraldas, Betto Vernaza.
Las reglas
“Tendremos una misa a las 07:00 y otra a las 18:00”, adelantó. Y comentó que el mismo horario se mantendrá en las otras iglesias. La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha modificado el rito del Miércoles de Ceniza adaptándose a este tiempo de pandemia.
Durante el ritual, “el sacerdote se limpiará las manos y se pondrá la mascarilla para proteger la nariz y la boca. Posteriormente, impondrá la ceniza a cuantos se acercan a él o, si es oportuno, se acercará a los fieles que estén de pie, permaneciendo en su lugar. Asimismo, el sacerdote tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada”, explica la Iglesia Católica el cómo pondrá la ceniza en la época Covid que impone el distanciamiento social.
Lo que ocurrirá mañana en todas las iglesias católicas es el inicio de la Cuaresma, es decir, 40 días de preparación para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa, en abril.
La diversión
En contraste al momento religioso, hasta hoy, 16 de febrero, se celebra el Carnaval. En el caso de la provincia de Esmeraldas, las playas, especialmente las de Atacames y Las Palmas del cantón Esmeraldas, lucieron con gran cantidad de turistas locales y nacionales.
El ambiente de alegría se extendió hacia los barrios. Allá, las piscinas plásticas sobre las veredas y en algunos casos, en la calle, eran el punto de diversión de los menores de edad, mientras los adultos, al ritmo de la salsa y vallenato se lanzaban agua entre sí, escena característica del Carnaval. (MGQ)
