Reglamento de financiamiento electoral busca regular la doble contabilidad

CAMPAÑA. Los gastos que las organizaciones políticas hagan antes de la campaña también deben ser reportados ante el CNE.
CAMPAÑA. Los gastos que las organizaciones políticas hagan antes de la campaña también deben ser reportados ante el CNE.

Un experto llama a que las organizaciones políticas apliquen una buena cultura democrática y ética pública.

El control de gasto electoral sigue siendo materia de preocupación de expertos, que siguen de cerca el proceso y los actos de precampaña electoral. Pese a que el proselitismo está autorizado desde el 31 de diciembre, los bandereos, las caravanas y los perifoneos ya se evidencian en las calles del país.

Mauro Andino, experto en temas electorales, dijo que todo lo que tenga que ver con promoción deberá ser reportado por las organizaciones políticas al Consejo Nacional Electoral (CNE), de acuerdo al reglamento que estableció las reglas de juego en temas de financiamiento y, sobre todo el origen de esos recursos.

Luis Verdesoto, vocal del ente electoral, destacó que la normativa, aprobada en el Pleno el viernes de la semana pasada, constituye una herramienta para vigilar que los dineros que reciban los políticos vengan de fuentes lícitas.

Ojo a la contabilidad

En el texto, indicó, se establecen prohibiciones para la doble y múltiple contabilidad y que existen mecanismos para detectarla. Uno de ellos, señaló, es una interconexión que existe entre el CNE, el Servicio de Rentas Internas (SRI) y la Unidad de Análisis Financiero (UAFE), para monitorear los flujos de dinero que mueven para campaña las organizaciones políticas.

“Toda la normativa permitirá que la autoridad electoral, por medio de la Dirección Nacional de Fiscalización, pueda tener cruces de información para determinar si las sumas gastadas y reportadas son reales y corresponden a la realidad”, explicó.

Para Andino, el marco legal de control es robusto, pero no suficiente. Dijo que el transparente manejo de los recursos también depende de una buena cultura democrática y ética pública, que apliquen los responsables financieros de los partidos y movimientos.