Censura improcedente

Cayó el telón del teatro asambleísta, cuyo espectáculo fue calificado de pobre, porque no tuvo aplausos en el país. Se llegó a una interpelación “alicaída”, que no despertó expectativas, porque la ministra ya había asistido a las invitaciones de los asambleístas por cerca de cuarenta veces, siendo reiterativa en sus respuestas en las cuales no encontraron causales para la interpelación. Sin embargo primó el afán de la politiquería barata que no progreso, porque la intervención de la ministra había sido calificada como contundente, probando que no violentó las leyes, más bien le permitió sacar a flote determinadas inconsistencias en las acusaciones de los honorables de la patria.

Parece que los interpelantes buscaron en vano verdades que no existieron, quedándose desnudos, sin pruebas, pero si con simples especulaciones, llevando a los que votaron por la censura, terminen con meras satisfacciones infundadas. Está claro y la ministra tuvo la oportunidad para de manera inteligente y veraz, meter toda la caña en el trapiche y lograr hasta la última gota del dulce jugo para ella, y amargo para los interpelantes.

La ministra también tuvo la oportunidad para abundar de manera frontal con pruebas irrefutables. Fue terminante al demostrar que no dio órdenes a la Policía para el uso progresivo de la fuerza como tampoco usar bomba caducadas, verdad que fue ratificada por el mando policial al indicar que sus acciones se basaron en su propio protocolo. La ministra demostró en su intervención, que en la marcha de Octubre hubo vandalismo porque se destruyeron bienes públicos y privados, que hubo actitud criminal cuando se incendió La Contraloría, violencia generada por los marchistas, secuestros infamantes de los periodistas, ataques a negocios particulares, destrucción de Tanquetas, ataques a vehículos de La Cruz Roja, se originaron bloqueos en las carreteras de lagunas Provincias, cierre de Pozos Petroleros y las declaraciones contundentes de insurgencia de los dirigentes indígenas. Todos estos hechos de caos, llevó al País a convulsionarse, situación que fue controlada a tiempo de manera efectiva y sin violencia por la Policía Nacional. Hay que señalar que todas las acciones violentas que se generaron en Octubre determinan objetivamente que hubo un intento de golpe de Estado impulsado por fuerzas aparentemente terroristas.

Carlos Concha Jijón