Respeto a la mujer

La lucha por la igualdad de los sexos ha logrado avances significativos en los últimos tiempos, pero aún falta mucho por conquistar, debido a que numerosos seres aún siguen considerando al machismo y maltrato a las féminas como la forma de relaciones adecuada en la sociedad universal. La agresión cometida contra una fémina de Durán, provincia de Guayas, ha resultado vergonzosa y ofensiva para la sociedad universal.

Una dama que se ganaba el pan de cada día en los alrededores del Municipio de la orilla opuesta a la ciudad de Guayaquil, fue ultrajada cobardemente por tres personas que laboraban en tal organización, fue ofendida y golpeada sin razón por otras féminas, esperándose que las autoridades judiciales impongan el más severo castigo a los autores del vergonzoso delito. Las normas de comportamiento de los varones frente a las del sexo opuesto no han variado en el grado que el mundo esperaba y siguen siendo las damas, víctimas del abuso y la explotación sexual. La cobardía con la que los hombres se manifiestan ante las féminas es vergonzante; no se conforman los “machos” con agredir a sus opuestas, sino que apelan a la fuerza de sus puños, a las armas cortopunzantes y hasta las de fuego, para acabar con la vida de las mujeres.

Las mujeres en Ecuador, que antes eran respetadas por los del sexo fuerte, ahora son agredidas sin recato por sus contrarios, que han llegado a matar a familias enteras para cubrir delitos menores; como ocurrió hace algunos años en una provincia de la Costa, sin salida al mar. Pese a las expresiones de reformas a las leyes para penar más severamente a los agresores del bello sexo, las autoridades correspondientes se hacen de la vista gorda para no actuar en defensa de las féminas y las agresiones prosiguen ocurriendo, poco falta para que a los machistas se les consiga la creación del premio Nobel del irrespeto. Muchos siguen creyendo que una mejora sustancial en la educación y práctica de la moral en las aulas podría mover a un cambio hacia un comportamiento más respetuoso hacia las damas. Sin embargo, como las cosas caminan en este país y la droga prohibida prosigue la conquista del corazón y acción de los humanos, dudamos que la conducta de los hombres alcance un cambio sustancial.

Creemos que solamente una ley severa con sanciones de largos años de cárcel para los abusivos hará posible que las damas sean respetadas en este país, como ya han empezado a ocurrir en otros sectores del planeta donde ahora se valoran a las madres, hermanas y primas.

Edgar Quiñones Sevilla