En medio de la discapacidad moral

Con todas las denuncias existentes (como los carnés de discapacitados, repartidos a diestra y siniestra -como bonos de la pobreza- entre políticos, deportistas, asambleístas, y sus parientes) que convirtieron a los noticieros en la “hora macabra”, suena el pitazo inicial para las elecciones de 2021, que serán las más importantes de la historia, por lo que se juega.

La pregunta que hay que hacerse es si, entre los requisitos para aspirar a la presidencia y otros cargos de elección popular, debe constar que no tengan el carné de discapacidad, el certificado de no tener antecedentes judiciales y uno que señale que los bienes que estos personajes declaren sean exactamente esos, por si alguno -está de moda- “pierde la memoria”.

La lista de personajes asusta mucho: los de dudoso pasado político, como la prefecta de Pichincha Pabón, el “metedor de mano en la justicia” Jalkh, la asambleísta “de los errores de buena fe en los terrenos de Samanes” Aguiñaga, el cuestionado ex prefecto del Guayas Jairala y Pierina Correa (la hermana “que ganó la lotería”), que son las cartas del correísmo. Como decía un colega, si vuelve Correa “a poner doble aldaba y candados en la casa, por si acaso”…

Ojalá que el tercer intento de Guillermo Lasso no le convierta en la versión ‘milenial’ de Raúl Clemente Huerta (eterno perdedor en elecciones del siglo XX). Otros que suenan (o sueñan) con la banda presidencial: Andrés Páez (desgastado por sus denuncias y pugnas con otros aspirantes), Balda (en su currículum varias camisetas políticas y un intento de secuestro de Correa), Rabascall (discreto entrevistador, complaciente con RC en la década del terror), mientras Álvaro Noboa deshoja margaritas…

Se agrega el quinteto socialcristiano (entre Reyes, Kronfle, Cucalón, Rohón y Torres no hacen un Nebot). Otras cartas que se barajan son la del ex asambleísta y ‘denunciólogo’ Galo Lara (en su hoja de vida está la persecución de Correa y el caso Quinsaloma, del que salió indemne) y un candidato sin partido, sin gobierno y buscando apoyo, el exvicepresidente Sonnenholzner.

Por el lado del progresismo, los nombres asustan más: Gustavo Larrea (el ‘Rasputín criollo’, como le motejó Correa) y la terna indígena (responsable de la violencia de octubre pasado): Vargas, Iza y Pérez Guartambel. En la nómina de aspirantes aparecen Isidro Romero (ex presidente del Barcelona) y el expresidente Lucio Gutiérrez (vota todo tres). Ojalá que después de esto no haya que gritar “sálvese quien pueda”.