¿Dónde vive el Presidente?

Nuestros funcionarios públicos del más alto nivel ya se parecen a un centro de atención al cliente de los más ‘chimbos’.

No les da la gana de trabajar y peor aún de dar cuenta de sus acciones y por ultimo cuando son cuestionados nos dicen que “todo es normal”.

Es normal negociar cargos con los asambleístas y sus parientes; es normal que siga la corrupción y es normal que nos confundan sobre las cifras reales de fallecidos a causa del Covid-19 y de la falta de insumos y recursos en los centros hospitalarios.

Así que todos ya sabemos que tenemos Ministra de Gobierno; Ministro de Economía y miles de voceros e improvisados; lo único que no sabemos es si también tenemos Presidente.

En el país hay una crisis económica de la cual aún nadie parece entender las proporciones, hasta que nos llegue el tsunami; hay desempleo nunca antes visto en la historia; abuso en despidos, mientras que aún en los hospitales no se da la oportuna asistencia a los enfermos que llegan.

A todo esto, debemos añadir una peligrosísima pugna entre Contraloría y CNE, además de la voluntad explícita de eliminar de manera antidemocrática y a dedo a los adversarios políticos más temibles para las próximas elecciones.

Un panorama nefasto para el cuál hay razones de sobra para preguntarse:

¿dónde está el Presidente?

Pues necesitamos uno aunque sea para estos últimos meses que quedan.

Al Presidente le toca dictar los lineamientos, las políticas y las ayudas para reactivar la economía y así mismo ver como crear puestos de trabajo, pues la ciudadanía así lo requiere, y su deber y ética así se lo deberían imponer.

Parece que nuestros políticos más ilustres viven tranquilos y en otra realidad privilegiada donde cuentan con trabajo, plata, y hospitales donde ellos sí serán atendidos.

Además, viven tranquilos porque nadie les va a juzgar o peor a incriminar por ningún delito. Un mundo tan lindo y perfecto solo para ellos. Allí se ha de encontrar el Presidente ahora. Esperemos que alguien, muy pronto, le jale la chaqueta y le diga que despierte, pues el país hace rato lo necesita.