Guerra perdida frente a los virus

Rosalía Arteaga Serrano

Cuando me ha tocado asistir a eventos científicos, he tenido la suerte de compartir con cerebros privilegiados, algunos de ellos ganadores de Premios Nobel. En las conversaciones, con frecuencia surge el tema de los virus, de los problemas que causan a lo largo de la historia de la humanidad.

La verdad es que, si bien son muchos los científicos que se dedican al estudio de los virus, es muy poco lo que se ha podido conseguir en términos de prevención y de cura. En esta guerra, la del ser humano contra los virus, aprendemos a ser humildes, a descubrir que estos seres pequeñísimos, que no pueden ser advertidos a simple vista, estragos enormes, se transmiten velozmente, tienen la capacidad de mutar y han causado ya muertes de centenares de miles de seres humanos, pero también de otras especies animales.

Cuando un virus entra en una célula, se vuelve muy difícil el controlar su expansión, por lo que las vacunas deben tener como mira la protección previa al contagio. En estas últimas semanas, el mundo se siente otra vez en peligro, por la aparición del famoso coronavirus, que inicialmente aparecía solo en animales, pero que ahora muestra una acelerada capacidad de propagación.

Si bien el coronavirus (que ahora debe llamarse “Covit-19”, según la OMS) es un problema médico, sus consecuencias económicas no se han hecho esperar. La enorme actividad económica de China, lugar de aparición de los primeros casos, ha tenido que detenerse de manera parcial o total, pero ya reporta más de mil muertes por esta enfermedad. Las ‘commodities’ bajaron de precio, lo que coloca a muchas economías en jaque, y Ecuador no es la excepción.

¿Perdemos las batallas y las guerras frente a los virus? He ahí el gran dilema.

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