Al descubierto

GLORIA YÉPEZ PRIETO

La sede republicana del Ecuador ha sido testigo de varios incursionamientos del sector indígena. En el último, que tuvo como epílogo la huida en helicóptero de un mandatario, muchos nativos de la zona rural de la sierra centro norte atravesaron caminando por las colinas para llegar a Quito, ante el cierre de vías. Ahora se los vio llegando en camiones buses y camionetas, que venían, inclusive, desde la Amazonía.

Una movilización de esta magnitud en vehículos, requiere de una ingente cantidad de dinero. ¿Quién o quiénes financiaron esa movilización? La televisión mostraba cómo florícolas, lecherías y otros negocios de la serranía fueron destruidos y saqueados por elementos encapuchados. En las más violentas manifestaciones de los últimos días, los noticiarios mostraban a grupos encapuchados, que no eran indígenas, utilizando armas como morteros artesanales cuyos proyectiles letales eran lanzados a los gritos de “apunta bien”.

Claramente se observó que grupos que no eran indígenas lanzaban piedras contra los bomberos que iban a apagar el incendio que estos vándalos habían causado en las instalaciones de un canal de televisión de la capital, ese mismo día otro grupo de encapuchados, que no era indígenas, penetró al edificio de la Contraloría General del Estado a incendiarlo. Las gráficas mostraban cómo se quemaban y llevaron documentos, era evidentes que lo que buscaban era desaparecer evidencias.

Inteligencia del Gobierno ha determinado la participación en estos desmanes de muchos extranjeros, quienes, de acuerdo con declaraciones del Vicepresidente de la República, cobraron entre 40 y 50 dólares diarios por causar desmanes. ¿Quién o quiénes financiaron a estos vándalos? El Presidente de la República acusó a su antecesor Correa de manipular todo este vandalismo, según la prensa nacional; la asambleísta correísta Gabriela Rivadeneira ingresó a la Embajada de México a pedir asilo, sin que exista ninguna acusación judicial contra ella; entonces, a qué le teme, qué ha hecho?

Su acción deja al descubierto de donde provino el dinero para financiar el vandalismo. “El diablo tapa, tapa y tapa, hasta que destapa”. La protesta indígena al igual que de las organizaciones sociales, reclaman con justicia sus derechos, constituyen una traición que vándalos pagados por quienes asaltaron el país durante 10 años enturbien sus propósitos con la intención de crear el caos de la República.

GLORIA YÉPEZ PRIETO

La sede republicana del Ecuador ha sido testigo de varios incursionamientos del sector indígena. En el último, que tuvo como epílogo la huida en helicóptero de un mandatario, muchos nativos de la zona rural de la sierra centro norte atravesaron caminando por las colinas para llegar a Quito, ante el cierre de vías. Ahora se los vio llegando en camiones buses y camionetas, que venían, inclusive, desde la Amazonía.

Una movilización de esta magnitud en vehículos, requiere de una ingente cantidad de dinero. ¿Quién o quiénes financiaron esa movilización? La televisión mostraba cómo florícolas, lecherías y otros negocios de la serranía fueron destruidos y saqueados por elementos encapuchados. En las más violentas manifestaciones de los últimos días, los noticiarios mostraban a grupos encapuchados, que no eran indígenas, utilizando armas como morteros artesanales cuyos proyectiles letales eran lanzados a los gritos de “apunta bien”.

Claramente se observó que grupos que no eran indígenas lanzaban piedras contra los bomberos que iban a apagar el incendio que estos vándalos habían causado en las instalaciones de un canal de televisión de la capital, ese mismo día otro grupo de encapuchados, que no era indígenas, penetró al edificio de la Contraloría General del Estado a incendiarlo. Las gráficas mostraban cómo se quemaban y llevaron documentos, era evidentes que lo que buscaban era desaparecer evidencias.

Inteligencia del Gobierno ha determinado la participación en estos desmanes de muchos extranjeros, quienes, de acuerdo con declaraciones del Vicepresidente de la República, cobraron entre 40 y 50 dólares diarios por causar desmanes. ¿Quién o quiénes financiaron a estos vándalos? El Presidente de la República acusó a su antecesor Correa de manipular todo este vandalismo, según la prensa nacional; la asambleísta correísta Gabriela Rivadeneira ingresó a la Embajada de México a pedir asilo, sin que exista ninguna acusación judicial contra ella; entonces, a qué le teme, qué ha hecho?

Su acción deja al descubierto de donde provino el dinero para financiar el vandalismo. “El diablo tapa, tapa y tapa, hasta que destapa”. La protesta indígena al igual que de las organizaciones sociales, reclaman con justicia sus derechos, constituyen una traición que vándalos pagados por quienes asaltaron el país durante 10 años enturbien sus propósitos con la intención de crear el caos de la República.

GLORIA YÉPEZ PRIETO

La sede republicana del Ecuador ha sido testigo de varios incursionamientos del sector indígena. En el último, que tuvo como epílogo la huida en helicóptero de un mandatario, muchos nativos de la zona rural de la sierra centro norte atravesaron caminando por las colinas para llegar a Quito, ante el cierre de vías. Ahora se los vio llegando en camiones buses y camionetas, que venían, inclusive, desde la Amazonía.

Una movilización de esta magnitud en vehículos, requiere de una ingente cantidad de dinero. ¿Quién o quiénes financiaron esa movilización? La televisión mostraba cómo florícolas, lecherías y otros negocios de la serranía fueron destruidos y saqueados por elementos encapuchados. En las más violentas manifestaciones de los últimos días, los noticiarios mostraban a grupos encapuchados, que no eran indígenas, utilizando armas como morteros artesanales cuyos proyectiles letales eran lanzados a los gritos de “apunta bien”.

Claramente se observó que grupos que no eran indígenas lanzaban piedras contra los bomberos que iban a apagar el incendio que estos vándalos habían causado en las instalaciones de un canal de televisión de la capital, ese mismo día otro grupo de encapuchados, que no era indígenas, penetró al edificio de la Contraloría General del Estado a incendiarlo. Las gráficas mostraban cómo se quemaban y llevaron documentos, era evidentes que lo que buscaban era desaparecer evidencias.

Inteligencia del Gobierno ha determinado la participación en estos desmanes de muchos extranjeros, quienes, de acuerdo con declaraciones del Vicepresidente de la República, cobraron entre 40 y 50 dólares diarios por causar desmanes. ¿Quién o quiénes financiaron a estos vándalos? El Presidente de la República acusó a su antecesor Correa de manipular todo este vandalismo, según la prensa nacional; la asambleísta correísta Gabriela Rivadeneira ingresó a la Embajada de México a pedir asilo, sin que exista ninguna acusación judicial contra ella; entonces, a qué le teme, qué ha hecho?

Su acción deja al descubierto de donde provino el dinero para financiar el vandalismo. “El diablo tapa, tapa y tapa, hasta que destapa”. La protesta indígena al igual que de las organizaciones sociales, reclaman con justicia sus derechos, constituyen una traición que vándalos pagados por quienes asaltaron el país durante 10 años enturbien sus propósitos con la intención de crear el caos de la República.

GLORIA YÉPEZ PRIETO

La sede republicana del Ecuador ha sido testigo de varios incursionamientos del sector indígena. En el último, que tuvo como epílogo la huida en helicóptero de un mandatario, muchos nativos de la zona rural de la sierra centro norte atravesaron caminando por las colinas para llegar a Quito, ante el cierre de vías. Ahora se los vio llegando en camiones buses y camionetas, que venían, inclusive, desde la Amazonía.

Una movilización de esta magnitud en vehículos, requiere de una ingente cantidad de dinero. ¿Quién o quiénes financiaron esa movilización? La televisión mostraba cómo florícolas, lecherías y otros negocios de la serranía fueron destruidos y saqueados por elementos encapuchados. En las más violentas manifestaciones de los últimos días, los noticiarios mostraban a grupos encapuchados, que no eran indígenas, utilizando armas como morteros artesanales cuyos proyectiles letales eran lanzados a los gritos de “apunta bien”.

Claramente se observó que grupos que no eran indígenas lanzaban piedras contra los bomberos que iban a apagar el incendio que estos vándalos habían causado en las instalaciones de un canal de televisión de la capital, ese mismo día otro grupo de encapuchados, que no era indígenas, penetró al edificio de la Contraloría General del Estado a incendiarlo. Las gráficas mostraban cómo se quemaban y llevaron documentos, era evidentes que lo que buscaban era desaparecer evidencias.

Inteligencia del Gobierno ha determinado la participación en estos desmanes de muchos extranjeros, quienes, de acuerdo con declaraciones del Vicepresidente de la República, cobraron entre 40 y 50 dólares diarios por causar desmanes. ¿Quién o quiénes financiaron a estos vándalos? El Presidente de la República acusó a su antecesor Correa de manipular todo este vandalismo, según la prensa nacional; la asambleísta correísta Gabriela Rivadeneira ingresó a la Embajada de México a pedir asilo, sin que exista ninguna acusación judicial contra ella; entonces, a qué le teme, qué ha hecho?

Su acción deja al descubierto de donde provino el dinero para financiar el vandalismo. “El diablo tapa, tapa y tapa, hasta que destapa”. La protesta indígena al igual que de las organizaciones sociales, reclaman con justicia sus derechos, constituyen una traición que vándalos pagados por quienes asaltaron el país durante 10 años enturbien sus propósitos con la intención de crear el caos de la República.