Limitados equipos de protección empeoran la salud de obreros

INSALUBRIDAD. Sin implementos adecuados trabajadores municipales realizan la recolección de la basura en todo el cantón Esmeraldas.
INSALUBRIDAD. Sin implementos adecuados trabajadores municipales realizan la recolección de la basura en todo el cantón Esmeraldas.

La exposición de la siniestralidad laboral para los trabajadores representa en su pleno ejercicio, miedo a represalias, entre ellas el ser despedidos o continuar con juicios que a la larga perderán por no contar con el dinero suficiente, por ello muchos trabajadores callan, es el caso de ‘Jorge’ de 34 años, empleado municipal del cantón Esmeraldas, que se embarca cada mañana en el carro recolector de la basura.

Su jornada empieza temprano, los guantes vetustos, una camiseta y un jean desgastado y poco colorido lo acompañan, juntos conforman su uniforme de trabajo, y aunque reconoce que solo se trata de una broma, la realidad es que diariamente debe exponerse así a los desechos que le aguardan en cada esquina.

“El trabajador municipal siempre ha estado expuesto a un centenar de peligros. Porque hay momentos en las que nos hacen falta implementos de seguridad, en los que verdaderamente apunten a cuidar la salud del obrero”, denunció Feliciano Ramírez, dirigente nacional y secretario del Central Único de Trabajadores del Gobierno Municipal del Cantón Esmeraldas.

Cerca de 300 trabajadores, desplegados en los carros recolectores, volquetas y barrenderos, se encargan de hacer la limpieza en la ciudad, pero guantes, mascarillas y uniformes, solo fueron entregados en el primer año de administración, ahora su trabajo lo completan en escasas medidas de seguridad.

Reciclando enfermedades

Una vez los desechos se recogen, son trasladados hasta el basurero municipal ‘El Jardín’, en la vía Carlos Concha Torres, donde 45 personas (en desempleo), se dedican a reciclar toda clase de artículos que encuentran entre la basura.

Juan De Dios Cuero Preciado de 60 años es uno de ellos, vive dentro del basurero en una pequeña covacha y recolecta plásticos duros, botellas, cartones y latas, con lo que al final del día, puede reunir entre siete u ocho dólares.

Lo hace sin implementos, sin guantes o tapabocas, puesto que el hedor nauseabundo que emana de la descomposición de los desechos pasa desapercibido en él, quien acompañado de su mascota llamada ‘Negra’, surca las montañas de desperdicios y de los cientos de gallinazos que también buscan la carroña para comer.

“Quienes tienen guantes es porque se los han encontrado en la basura, y el olor simplemente debemos soportarlo”, cuenta Freddy Arboleda de 40 años, que ha trabajado de lunes a domingo de 07:00 a 16:00, durante más de una década.

A corto plazo

Ellos, aunque no forman parte del personal legalmente, solicitan una atención de las autoridades, por ejemplo la colocación de una planta de procesamiento de desperdicios y tras ello, la dotación de implementos capaces de frenar las enfermedades del lugar.

El médico especialista en enfermedades respiratorias Ramón Echeverría, expone que los recicladores y recolectores de basura, deben contar con la protección adecuada debido a la serie de riesgos que se exponen ante los desechos sólidos.

Entre ellos problemas respiratorios o de la piel, y luego al manipular objetos que están contaminados y sin la adecuada higiene, podrían llevar a enfermedades digestivas, hepatitis A, tifoidea o salmonelosis. Inclusive pueden exponerse a los residuos de clínicas o laboratorios, y tan solo con el pinchazo de una aguja, contagiarse de VIH.