La dinámica de Las Palmas sigue atrayendo al turista

DISFRUTE. En playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas, se tiene como alternativa la vista de barcos petroleros desde sillas reclinables.
DISFRUTE. En playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas, se tiene como alternativa la vista de barcos petroleros desde sillas reclinables.
DISFRUTE. En playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas, se tiene como alternativa la vista de barcos petroleros desde sillas reclinables.
DISFRUTE. En playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas, se tiene como alternativa la vista de barcos petroleros desde sillas reclinables.

Llegar a playa Las Palmas de la ciudad de Esmeraldas no en difícil ni costoso. Dos cooperativas de buses urbanos: Alonso de Illescas y Las Palmas, llegan desde los diferentes barrios cada cinco minutos al balneario. Sin importar el recorrido el costo no supera los 30 centavos por persona.

Quienes optan por taxi, la tarifa va de 1.25 a 3.5 dólares, desde cualquiera de los 220 barrios. Los que llegan en sus autos no solo tienen un parqueadero cercano al mar, sino que otro a pocos pasos del patio de comida, que ayer ofertaba en 5 dólares la fanesca elaborada con 12 granos y pescado, plato tradicional en la Semana Santa.

Los que dejaban más a la vista sus carros, se encontrarán con el guardia Armando Ibarra, buenaventureño, llegado hace tres años desde Colombia a Esmeraldas.

Fuentes de trabajo

Él hasta noviembre del año pasado tenía 50 cartones que colocaba en los parabrisas a cambio de dinero (25, 50, 75 centavos y en ciertos casos un dólar). Pero ahora no llega a 12. Está convencido que algunos venezolanos que duermen en la playa se los llevan para usarlos como colchón.

«Ellos los necesitan, pero yo también. Ese es mi trabajo, con eso reúno para pagar los 80 dólares del arriendo y la comida de la familia», comenta el tono amable el adulto mayor, quien también aprendió a lidiar con los choferes que se quejan porque el cartón que le resta elegancia al carro, aunque sin él tengan que esperar hasta 15 minutos que se disipe el fogaje del auto generado por el sol playero.

Un poco más allá, en el límite entre la arena ‘muerta’ y la que baña los 5 km de playa del balneario, está Maykol. Él tiene 16 sillas de madera reclinables que alquila por horas. «Un dólar 50 las tres horas. Pero casi siempre le damos más tiempito al cliente», comenta con una alegría contagiosa, pese a que la mañana de ayer, día de feriado, solo tenía a una madre esmeraldeña con su hijo de dos años, ocupando una de las 16 sillas.

40 clientes

La meta era lograr antes del ocaso, sentar a unos 40 clientes. Pero sabe que la competencia generada por cinco negocios afines, también están en busca de turistas, por lo que bajan el precio hasta en un dólar por las tres horas. Todas las sillas apuntan al mar y a los barcos petroleros anclados en la línea del horizonte.

Observar esa panorámica es uno de los atractivos de playa Las Palmas. Eso lo saben los dueños nueve restaurantes de ceviches, encocaos y arroces con mariscos que están en la zona no modernizada del lugar. Algunos emprendedores como estrategia ubican a unos 200 metros de sus locales, cerca de la Unidad de Vigilancia Comunitaria (UPC), a sus enganchadores.

Entre ellos ayer estaba un hombre gordo, con camiseta blanca ceñida al cuerpo, de piel negra, sonrisa navideña y una cartilla en su mano derecha con la variedad gastronómica. El trabajo por momentos le generaba bostezos, por los contados turistas locales o nacional que llegaron antes de las 11:30.

Frente a él una familia de cinco: esposos, dos hijas y un perro que corría con libertad en la pista de patinaje del moderno malecón inaugurado en mayo de 2016 y hecho con más de 48 millones sobre una área pública de 2.500 metros cuadrados.

Piletas y palmeras

Junto a la mascota una cuarentona con ánimos de quinceañera. Ella feliz presumía su traje de baño fucsia. Escenas similares se repetían junto a la palabra ‘Esmeraldas’ construida en sobre unos 25 metros, junto a las piletas y palmeras’.

Mientras unos turistas con sus celulares inmortalizaban la visita, los dueños de tres heladerías, un restaurante y un bar, esperaban con urgencia a los compradores que ayer no optaron por quedarse en casa rezando por ser Viernes Santos, día de muerte de Jesús, sino que decidieron disfrutar de Playa Las Palmas, el único balneario de Esmeraldas que permite ver desde la comodidad de una silla reclinable mirar los barcos transportadores del petróleo ecuatoriano.