Esmeraldas tiene futuro

Existe un criterio atávico de que somos una provincia que siempre ha sido relegada y que la solución de todos nuestros problemas corresponden a otras instancias. Es verdad que existen hechos injustificables como la ignominia de habernos excluido de los beneficios por la última catástrofe telúrica, pero la lucha de nuestros ciudadanos hizo que se remediara aunque sea tardíamente. A esto se suma la crisis en nuestra frontera que causó pánico en la población y que ha sido superada por nuestra presencia agresiva a nivel nacional y a la reacción positiva de los esmeraldeños que parece que aprendimos que ya no se podía seguir abusando de los turistas y que se ha revertido en precios justos y buena atención.

Tenemos una infraestructura que mejora considerablemente aunque no con la rapidez que requerimos y todos esperamos que los malos augurios de que fracase la dotación del liquido vital a todas las comunidades, se contraponga a un buen servicio en plazos cortos. Hay que sumar y considerar que la nueva Ley de Fomento nos da una calidad especial y los inversionistas gozarán de privilegios tributarios que llegan a los 25 años de exoneraciones. Así también líneas de crédito supuestamente para todos los sectores productivos y en especial para los medios y bajos. Todo esto debe ser acompañado con una amplia difusión de nuestras posibilidades que corresponde hacerlo a nuestras autoridades locales así como el señalamiento de cupos obligatorios para nuestro sector con el compromiso de quienes están o vienen deben tributar en el sector donde obtendrán sus rendimientos.

Nuestras autoridades locales deben tener la capacidad de calificación y otorgamiento de créditos y no sujetarse como siempre a los engorrosos trámites burocráticos en la capital. Debemos ser optimistas de nuestro futuro y ser conscientes que queda mucho por hacer, pero casi todo depende de nosotros.