Nueve calles transversales y seis principales conforman la zona comercial de la ciudad de Esmeraldas. Todas las calles tienen veredas, pero con obstáculos que dificultan la libre movilidad del peatón.
En la Vicente Rocafuerte, una de las transversales, las veredas lucen con huecos por el deterioro del cemento. Lo mismo ocurre en la 10 de Agosto, Vicente Piedrahita, José Mejía, Juan Montalvo…
El deterioro se extrema en la longitudinal Antonio José de Sucre, entre Rocafuerte y 10 de Agosto. En ese tramo un poste en medio y un hueco obliga en ciertos casos a utilizar la calle o el soportal de los negocios. El monte también gana espacio es algunos bordillos.
Un poco más allá el panorama cambia en positivo. En el cuadrante del parque Central 20 de Marzo, todavía se conservan las baldosas ubicadas sobre la vereda; la belleza del ornato se repite a lo largo de las avenidas José Joaquín de Olmedo y Cristóbal Colón donde los adoquines de colores le dan vida a la zona comercial.
Faltan tachos
Y es al comercio que en ocasiones genera el caos: letreros verticales y vitrinas con sus productos le ganan el derecho al caminante. Los postes metálicos de la señalética de tránsito vertical también se suman a las limitaciones de un buen andar.
Uno de los aportes con la limpieza de la ciudad nace de los comerciantes, quienes han colocado tachos para recolectar la basura en los exteriores de sus locales. Los recipientes, por momentos, hacen olvidar la falta de ellos entre esquina y esquina de la ciudad.
En cambio, al sur de la urbe, en los barrios 24 de Mayo, Codesa y parte del valle San Rafael, las veredas todavía se presentan en buen estado, al igual que la nomenclatura de las calles. (MGQ)
