La Constitución de 2008 en su Art. 364 cita a las adicciones como un problema de salud pública, concluyendo que en ningún caso se permitirá su criminalización. En el 2011se remitió un proyecto de Ley del Ministerio de Justicia a la Asamblea que fue ratificado por Correa, luego el Consep lo incluye en el “Nuevo Plan Nacional para Prevención de Drogas 2013-2017” según análisis psicológicos y de toxicidad sobre tenencia y uso de sustancias psicotrópicas, elaborado por el MSP. Finalmente Correa tomaría control del Consep, volviéndolo una entidad adscrita a la presidencia.
La tabla para psicotrópicos, supuestamente de consumo personal indica: Heroína 0,1 g. Cocaína 2 g. Marihuana 10 g. e incluye psicoactivos artificiales como anfetaminas y éxtasis. Aunque en la década infame era imposible oponerse a los designios del sátrapa, siempre hubo voces que se alzaron contra la malhadada tabla, W. Sánchez exparlamentario andino, del desaparecido PRIAN exigía su abolición: “Pondrá las drogas al alcance de los jóvenes y será una carta blanca para los microtraficantes.”
Es insensato argumentar que disminuirá el tráfico, pues las dosis personales vienen del tráfico ilegal y los famosos estudios psicotóxicos del cartel de Carondelet sólo satisfacían los fines del prófugo. Cómo conocer las reacciones individuales ante una misma dosis o si al momento de requisarlo el individuo porta los 2 g permitidos, pero más allá tiene un kilo escondido. Explicable el auge del narcotráfico, adictos cada vez más jóvenes y la mortal lucha por territorios.
Ecuador ocupa el tercer lugar de Sudamérica en consumo de cocaína entre estudiantes secundarios. Son los nefastos frutos del plan “antidrogas” correísta; es inaceptable que aún hoy defiendan la perniciosa tabla, basta oír a M. Aguiñaga diciendo que eliminarla es inconstitucional, y claro que lo es, esa Constitución fue hecha a la medida de la estructura delincuencial que gobernaba. Que haya una consulta, pero: ¡Basta ya de la tabla de acceso al vicio y la degradación!
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