EFE. En el Chocó Andino de Ecuador, donde un húmedo y verde bosque tropical se abre paso, un grupo de mujeres de las poblaciones aledañas tejen redes contra la violencia de género, con el objetivo de reivindicar el acceso a la justicia para víctimas de violencia machista, fomentar la participación femenina en procesos de gobernanza y favorecer la independencia económica de las lugareñas.
El informe ‘La realidad de las mujeres en el Bosque Modelo Chocó Andino’, elaborado por la Fundación Aldea, con la participación de la Fundación Imaymana y la Red de Mujeres y Diversidades del Chocó Andino, evidenció que en este entorno rural, ubicado dentro del Distrito Metropolitano de Quito, el 41 % de las mujeres han sufrido violencia por parte de sus parejas o exparejas.
La integrante de la Red de Mujeres y Diversidades, Daniela Balarezo, una de las mujeres que recorrió siete parroquias (las seis de la Mancomunidad del Chocó Andino y la de Mindo) para recabar los datos de este reporte, y quien ha reunido a mujeres de diferentes municipios para combatir estas violencias, aseveró en una entrevista con EFE que en “este territorio pródigo a nivel ambiental” también existe “un profundo patriarcado”.
De acuerdo con el informe, el 91 % de las mujeres encuestadas denunció la naturalización de la violencia de género. El 35 % de ellas confesó haber sufrido violencia psicológica, un 22 % dijo haber vivido violencia física y otro 7 % se refirió a la violencia sexual.
Acceso a la justicia
Uno de los mayores retos que identificó este trabajo, llevado a cabo en este paraje declarado reserva de la biosfera por parte de la Unesco en 2018, es la dificultad para acceder a la justicia e interponer denuncias ante este tipo de violencias.
“Las barreras para acceder a los derechos humanos en el caso de la violencia de género son múltiples”, apuntó Balarezo, quien señaló que una de ellas es la ausencia de transporte público que conecte las diferentes poblaciones.
Asimismo, anotó que el Chocó Andino apenas cuenta con una “pequeña unidad de la Fiscalía, que es multicompetente”, lo que deriva en que la resolución de casos se demore y que no se atiendan con la debida especialización y enfoque de género.
La también pedagoga denunció, en este sentido, que “cuando la política pública se hace desde el escritorio es complicado porque no se conoce el territorio”, por lo que instó a las instituciones a atender la realidad de las mujeres en toda la ruralidad ecuatoriana y a invertir en prevención.
Mujeres en procesos de gobernanza
Asimismo, el 100 % de las mujeres participantes en este informe señaló que su presencia en la toma de decisiones es importante. Sin embargo, el reporte recordó que no se ha alcanzado la igualdad en esta esfera.
La integrante de la Fundación Imaymana, Nina Duarte, quien también ha trabajado en este informe, explicó a EFE que las mujeres siempre han tenido “un rol importante en el cuidado de la vida, la agricultura y las chacras (campos de cultivo, en quechua)”.
No obstante, matizó que es momento de que estas “tengan un rol también en los espacios de toma de decisión en términos de restauración y conservación del territorio” porque “han sido excluidas muchas veces”, matizó Duarte desde un entorno natural privilegiado en la Reserva Intillacta, un proyecto que aúna conservación ambiental y turismo responsable.
“No podemos mantener un proceso de conservación del Chocó Andino a largo plazo si no empezamos a restaurar nuestras relaciones entre nosotros y con la naturaleza”, sentenció.
La independencia económica
Es complicado que las mujeres de esta zona alcancen la paridad en la toma de decisiones sobre el territorio, cuando apenas el 31 % de ellas tiene a su nombre las tierras que trabaja, según el reporte.
En esta defensa está sumergida la lideresa del Chocó, Anita Cajas, quien, como compartió a EFE, solicitó que se les facilite el acceso al crédito, que en la actualidad se encuentra en el 38 %, para que ellas también puedan ser dueñas de terrenos y abrir sus emprendimientos.
Cajas señaló que la independencia económica de las mujeres de la ruralidad es primordial para que éstas puedan satisfacer sus necesidades sin depender de sus parejas, y empiecen así a reivindicar sus derechos en todas las esferas de la sociedad.