Momentos históricos de los mundiales de fútbol

Selección de Holanda, la ‘Naranja mecánica’ (1974)

Diseñada por Michels y liderada por Cruyff, enamoró con su ‘fútbol total’

JOSÉ LUIS LÓPEZ

(Mundo Deportivo)

En el verano de 1974 arrancó el Mundial de Alemania, que se convertiría en un torneo diferente a los demás. El campeonato seguiría el ritmo de juego impuesto por la batuta de la selección holandesa. Dirigida por Rinus Michels, Johan Cruyff fue el estandarte de la apodada ‘Naranja mecánica’, creadora de un nuevo concepto en este deporte, el del ‘fútbol total’. Fue una selección que, como la de Brasil 70, aún perdura en la memoria, pese a perder dos finales, la de ese Mundial y la del siguiente, Argentina 78. Holanda, a pesar de quedar dos veces a punto de ser campeona del mundo, logró algo que ninguna otra selección pudo, que un equipo de cualquier país fuera reconocido a pesar de finalizar segundo.

Aquel conjunto, en el que jugaron futbolistas de la talla de Johan Cruyff, Johan Neeskens, Johnny Rep, Rob Ressenbrink o Ruud Krol, hizo historia en los mundiales y en las competiciones europeas de clubs gracias al potencial del Ajax de Amsterdam, y provocó una revolución con su fútbol total en los primeros años setenta. Además de esos grandes jugadores, en el equipo estaban hombres como el portero Jan Jongbloed, que llevaba el número 8 a la espalda pese a ser guardameta, y futbolistas de la talla de Wim van Hanegem, Wim Jensen, Arie Haan, Wim Rijsberger, Wim Suurbier  o los hermanos René y Willy van der Kerkhoff . No todos estuvieron en los dos mundiales, ya que en el segundo, en Argentina, destacó la ausencia del gran líder del equipo, Cruyff, quien junto a Van Hanegem ya no jugó, mientras que los hermanos Van der Kerkhof, suplentes en Alemania, fueron una de las claves del torneo de Argentina.

Aquella Holanda inventó la presión adelantada, porque jugaba con extremos, porque todo el equipo atacaba y defendía al mismo tiempo, porque revolucionó el patrón de juego existente hasta ese momento, porque fue pionera en no poner un 9 puro, o porque intercambiaba las posiciones dentro del campo sin importar si uno era delantero o defensa.

Michels fue el padre de todo ese entramado futbolístico que llevó a la selección oranje a disputar un Mundial después de que en 1938 lo hiciera por última vez. Para ello, el ‘General’, como era conocido- aplicó su estilo, esa dureza que tan buen resultado le había dado en los banquillos del Ajax (1965-71) y Barça (1971-75).

La primera clave, como en casi todos los equipos que se adelantaron a su tiempo, era la preparación física aplicada a una idea futbolística. El juego colectivo era la máxima, y en ese colectivismo se alineaban todos los aspectos necesarios y todas las respuestas para desarrollar el fútbol buscado: defensa y ataque, con el ‘pressing’ como vínculo y arma principal de ambos.

Posesión del balón, presión sobre el rival, pases, toques y triangulaciones hasta llegar al área rival, y una característica única: todos jugaban de todo. No había defensores, no había volantes, no había delanteros. Los jugadores ocupaban todas las posiciones en el campo. Si un lateral subía, el hueco que dejaba era rápidamente cubierto.

La perfección futbolística no existe, pero lo que propuso la ‘Naranja mecánica’, seguramente, fue lo más parecido a ella.