Mano dura

LUIS COELLO KUON YENG
LUIS COELLO KUON YENG

La escalada delictiva que engulle a todo el país se ha masificado y se ha tornado más violenta, más visceral y más temeraria. La maldad no posee límites para estos delincuentes criminales a quienes les importa nada la vida de personas inocentes. Uno de los factores para que sean tan perversos es creerse inmunes y protegidos antes las leyes debido a la corrupción de ciertos jueces, que por dinero venden sus conciencias poniendo a la sociedad en una grave situación al tener que lidiar con malhechores en las calles.

Estamos en un sistema social carcomido por la ineficiencia de un Estado incapaz de crear oportunidades laborales y un sistema educativo capaz de formar ciudadanos, un sistema político corrupto y mezquino que solo ve sus intereses políticos para mantener una cuota de poder para sacar provecho para sí mismos, este sistema es tan ruin que toda iniciativa en pro de la sociedad es vista como mala, trucha, equivocada.

Un sistema judicial que se rinde ante el dinero y el poder importándole un pepino la seguridad de las personas. El sistema carcelario está atado de manos y sometido a mafias reguladas por personas que no tienen otra consigna que mantener un estado de coerción y de lucro bajo la fuerza y la intimidación, aparte de coimar a autoridades judiciales para que sirvan a sus intereses.

Necesitamos que el país inicie una política educativa que incentive valores sociales. A más de ajustar las leyes haciéndolas más duras y que los criminales estén bajo un sistema dentro de las prisiones, que no les permite comunicación alguna con el exterior y que deben permanecer dentro de sus celdas el mayor tiempo posible.

La Policía, ya lo anunció el presidente, debe tener una protección ante el ataque o el envestida peligrosa de delincuentes. No es posible que el uniformado que abate un delincuente sea luego judicializado. El Estado ecuatoriano tiene la obligación de formular estrategias antidelincuenciales, los Derechos Humanos deben ser para todos, pero quien intimida con un arma blanca o un arma de fuego no puede tener más derechos que un ciudadano de bien.

Hace pocos días un par de extranjeros con cuchillo en mano intimidaron a un hombre por negarse a dejarse limpiar el parabrisas de su carro. En inverosímil que aún sigan libres, debieron ser presos y extraditados a su país de origen. Mano dura a la delincuencia.

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