La Hora Loja | Revista Semanal
La Romería de la Virgen del Cisne tiene lugar el próximo 20 de agosto, es un testimonio vivo de la profunda devoción y el arraigo cultural que une a miles de fieles en un peregrinaje inolvidable.
Desde el siglo XVI, esta tradición ha trascendido las fronteras de la provincia de Loja, atrayendo a peregrinos y turistas nacionales e internacionales que anhelan sumergirse en la esencia misma de la fe ecuatoriana.
Un recorrido espiritual de 74 Kilómetros
La Romería de la Virgen del Cisne comienza en la Basílica de El Cisne, un humilde santuario ubicado en la parroquia rural del mismo nombre. Aquí, los peregrinos se congregan con fervor, dispuestos a emprender un viaje que desafía tanto el cuerpo como el espíritu. El recorrido, que abarca aproximadamente 74 kilómetros, los lleva a través de un paisaje serpenteante, pasando por las localidades de Catamayo y San Pedro de la Bendita antes de llegar a su destino final: la ciudad de Loja.
Un peregrinaje a pie de 3 días
Durante este peregrinaje, los fieles caminan incansablemente, acompañados por el sonido de oraciones, cantos y rezos que resuenan en el aire. La procesión suele durar tres días, del 17 al 20 de agosto, y es una oportunidad única para fortalecer los lazos de fraternidad y solidaridad entre los participantes. Cada paso es un acto de devoción, una ofrenda silenciosa a la Virgen del Cisne, también conocida cariñosamente como «La Churonita».
En el corazón de esta peregrinación se encuentra la imagen venerada de la Virgen del Cisne, una advocación mariana cuya historia se remonta a 1594. Según la leyenda, la imagen fue encontrada milagrosamente en el sector de El Cisne, convirtiéndose desde entonces en un símbolo de fe y esperanza para los fieles. Durante el recorrido, los peregrinos acompañan a esta imagen sagrada, cargándola con reverencia y entonando plegarias en su honor. A lo largo del trayecto, y especialmente a su llegada a Loja, se celebran misas solemnes en honor a la Virgen del Cisne. Estas ceremonias litúrgicas, oficiadas por el clero local, son momentos de profunda reflexión y devoción. Los sacerdotes bendicen a los peregrinos y sus pertenencias, reconociendo su esfuerzo y fe inquebrantable.
Un encuentro cultural vibrante
Más allá de su significado religioso, la Romería de la Virgen del Cisne es también un encuentro cultural vibrante. En las calles de Loja, los asistentes se deleitan con presentaciones de danzas folclóricas, reflejando la riqueza de las tradiciones locales. Los conciertos de música tradicional y contemporánea llenan el aire con melodías cautivadoras, mientras que las ferias gastronómicas ofrecen una deliciosa variedad de platos típicos lojanos y ecuatorianos, como el cuy asado, la cecina y el repe lojano. La Romería de la Virgen del Cisne también es un punto de encuentro para los artesanos y comerciantes locales. En la feria comercial, los visitantes pueden sumergirse en un mar de productos artesanales, desde textiles y cerámicas hasta joyería y adornos religiosos. Además, los puestos de venta ofrecen una amplia gama de productos locales, incluyendo alimentos, bebidas y recuerdos de la romería.
Miles de rosas embellecerán la Catedral para recibir a la Santa Madre
La campaña «Una Rosa por María» invita a los devotos a colaborar con flores para adornar la Catedral de Loja en honor a la Virgen del Cisne.
El próximo 20 de agosto, la ciudad de Loja se vestirá de gala para recibir a la venerada imagen de la Virgen del Cisne. En preparación para este evento, el sacerdote William Arteaga ha compartido detalles sobre la campaña «Una Rosa para María», una iniciativa que busca embellecer la Catedral de Loja con miles de flores.
«Cuando los peregrinos llegan a ver a la Virgen, traen ramos de flores que muchas veces se desperdician porque hay que reemplazarlas constantemente», señaló Arteaga. Para evitar este desperdicio y asegurar una decoración continua, las flores serán recibidas desde el 15 de agosto hasta el 18 de agosto.
Arteaga destacó que esta campaña ha tenido una excelente acogida en años anteriores, recibiendo donaciones no solo de la ciudad y la provincia, sino incluso de Estados Unidos. «Este año queremos hacer rosetones en cada una de las puertas de ingreso de la catedral, lo que requiere una gran cantidad de flores», indicó. Aunque cualquier flor es bienvenida, se ha solicitado principalmente rosas en colores fuertes y pasteles.
Las flores pueden ser entregadas directamente en la Iglesia Catedral. Asimismo, empresas y organizaciones que deseen hacer donaciones en mayor escala pueden acercarse a la Diócesis para coordinar su colaboración. Esta campaña no solo embellece el recinto sagrado, sino que también fortalece el espíritu comunitario y la devoción mariana de los lojanos. «Invitamos a todos a seguir colaborando y a unirse en esta muestra de amor y devoción hacia la Virgen del Cisne», concluyó Arteaga. (YP)
La intocable historia de la imagen de la Virgen del Cisne
La Virgen del Cisne, esculpida por Diego de Robles en 1595, ha debido ser restaurada varias veces para preservar un legado histórico de devoción en Ecuador.
En el año 1595, en la ciudad de Quito, el artista Diego de Robles, a petición de los nativos de la parroquia El Cisne, cantón Loja, elaboró una réplica de la Virgen del Quinche, conocida también como la Virgen guadalupana de México. Esta figura, de una delicada virgen morena con su niño en la mano, llegó al pueblo de El Cisne un año después y fue colocada en una sencilla capilla de adobe y paja.
El historiador Pío Jaramillo Alvarado, en su obra Historia de Loja y su provincia, narra que la creación de esta imagen fue el cumplimiento de una promesa hecha por los indígenas a la Virgen María. Ellos pidieron su intervención para lograr la siembra y la abundancia de agua en sus tierras. La noticia del milagro de la “Churona” se extendió rápidamente desde Loja a todo Ecuador y al norte del Perú, lo que llevó al Obispo Fray López de Solís a iniciar el proceso de advocación a la Virgen del Cisne en 1596, estableciendo celebraciones en diciembre y el 12 de octubre.
Las festividades en honor a la Virgen del Cisne eran eventos de gran magnitud, donde se realizaban misas solemnes que duraban tres días, el primer día estaba a cargo de representantes mestizos de la ciudad de Loja, el segundo, de los indígenas de la Doctrina de la Virgen del Cisne y, el último, de los indígenas de toda la comarca y de otros sectores fuera del país.
La devoción a la Virgen alcanzó tal relevancia que en 1829, el Libertador Simón Bolívar decretó un privilegio de feria durante las festividades de Nuestra Señora del Cisne desde el 10 de agosto hasta el 12 de septiembre de cada año, en la ciudad de Loja. Sin embargo, la Virgen del Cisne no ha estado exenta de peligros.
El 3 de noviembre de 1956, la imagen sufrió un grave deterioro en la Iglesia de San Sebastián de Loja debido a un incendio. Bajo la licencia del Diocesano Monseñor Nicanor Roberto Aguirre, la imagen fue restaurada y se creó una réplica exacta para proteger la original. En 2012, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural Regional 7 llevó a cabo un proyecto de conservación y restauración de bienes muebles, que incluyó tanto la imagen original como la réplica de la Virgen del Cisne a cargo de un equipo amplio de profesionales dirigidos por el Lcdo. Danilo Delgado Espinoza.
Durante el proceso, en la imagen original se identificaron 3 bases, 2 de las cuales fueron retiradas. En la parte posterior un segundo orificio de la segunda base se reveló la presencia de un tubo de ensayo que guardaba 2 documentos: el de mayor tamaño databa de 1956 y el más pequeño, al poseer un texto ininteligible por su estado de conservación, no fue posible conocer de inmediato su fecha, sin embargo, más delante se supo que fue escrito en 1837.
En 1956, un grupo de escultores y artistas intervinieron la imagen después de la destrucción por el incendio. Durante este proceso y por efecto del fuego, el rostro de la virgen que estaba construido de plomo, se debilitó de tal manera que al momento de desplomarse, develó en su interior un pequeño documento antiguo de inicios de la República que indicaba una restauración previa.
Para dejar constancia de este hallazgo, tanto los artistas contratados como los sacerdotes oblatos —quienes en aquel momento se encontraban a cargo de la administración del Santuario—, notarizaron y transcribieron el documento original en la notaría Tercera del Cantón Loja, señalando lo siguiente: “Para la debida autenticidad, haga constar mediante esta escritura pública, el documento que con motivo de retocar la imagen de la Reina coronada del Cisne, en el presente año, fue encontrado, por los señores: Luis Alberto Aguirre, escultor; Guido Aguirre, escultor; Miguel Ángel Aguirre, modelador, ecuatorianos y Antonio Preising, pintor, ciudadano alemán”. Líneas más adelante, la misma escritura expone otro suceso importante, indicando que el día 2 de mayo de 1837 fue restaurada esta imagen por Felipe Santiago Herrera.
Es importante mencionar a quienes fueron testigos y dejaron constancia de esta declaración, como: “el Obispo titular del Cisne y Vicario Capitular de Loja Monseñor Nicanor Roberto Aguirre, el Sr. Dr. Francisco Valdivieso, el Sr. Don Manuel E. Eguiguren; el Sr. Don Miguel Ángel Guerrero; el maestro escultor Sr. Luis Alberto Aguirre y el Notario Público, Dr. Filoteo Ortega”.
El escrito más antiguo guarda todavía datos por develar. Los documentos históricos encontrados son, en muchas de las ocasiones, la brújula para identificar pistas y encontrar respuestas a preguntas que creemos nunca serán resueltas; sin embargo, en ciertos momentos estos documentos dejan de ser el mapa para convertirse en el tesoro.
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