Situada a tan solo 25 minutos en lancha desde Muisne, esta isla de arena ofrece una experiencia inolvidable para aquellos que buscan escapar del ajetreo de la vida cotidiana y sumergirse en un entorno de serenidad absoluta.
Inmersa en las aguas cristalinas del Pacífico ecuatoriano, la Isla Bonita emerge como un paraíso terrenal, un santuario de paz y belleza natural que cautiva a los visitantes con su encanto único. Para llegar a este idílico destino, los visitantes deben embarcarse en una aventura acuática que los transportará a través de un laberinto de manglares y aguas tranquilas. El trayecto en lancha no solo promete vistas impresionantes, sino también la oportunidad de adentrarse en la vida silvestre local, donde las gaviotas, fragatas y pelícanos se elevan majestuosamente en el cielo azul.
Una isla de arena virgen
Al arribar a la Isla Bonita, los visitantes se encuentran con una extensión de arena virgen que se extiende a lo largo de la costa. Las playas, que varían en anchura desde 15 hasta 60 metros, ofrecen un lienzo perfecto para relajarse, tomar el sol y disfrutar de la brisa marina. Uno de los aspectos más cautivadores de la Isla Bonita es su atmósfera de paz y tranquilidad. Casi desierta, esta isla es el refugio perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio y sumergirse en un entorno de serenidad absoluta. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de la soledad y el silencio, interrumpidos únicamente por el suave murmullo de las olas y el canto de las aves marinas.
Recolección de conchas
La Isla Bonita no solo es un destino turístico, sino también un lugar con una rica historia y tradición. En el pasado, los nativos de la región acudían a estas costas para recolectar conchas, una actividad que formaba parte integral de su modo de vida. Hoy en día, los visitantes pueden sumergirse en esta tradición y descubrir las maravillas de la vida marina que se esconde bajo las aguas cristalinas. La Isla Bonita es un verdadero tesoro de biodiversidad, hogar de una variedad de especies vegetales y animales. Los manglares que rodean la isla son un ecosistema único, donde seis especies diferentes de mangle, como el mangle iguanero, el mangle jelí y el mangle rojo, alcanzan alturas impresionantes de hasta 30 metros. Además de la exuberante vegetación, la isla también alberga una rica fauna. Los visitantes pueden disfrutar de la observación de aves, como gaviotas, fragatas y pelícanos, así como de la presencia de cangrejos y otros animales marinos que habitan en esta región.
Una experiencia gastronómica única
La Isla Bonita no solo ofrece una escapada natural, sino también una experiencia gastronómica única. Los visitantes pueden disfrutar de la auténtica cocina local, preparada con ingredientes frescos y sazonada con las especias y sabores característicos de la región. Desde los deliciosos platos de mariscos hasta los platillos tradicionales, cada bocado es una celebración de los sabores y tradiciones culinarias de la zona.(JNG)