La corrupción, el gran mal de la humanidad

La corrupción de sus orígenes y evolución Pepe Camino la aterriza en nuestra realidad ecuatoriana


“Corrupción es la acción y efecto de corromper (depravar, echar a perder, sobornar a alguien, pervertir, dañar). También se dice que la corrupción es el abuso del poder, de funciones o de medios para sacar provecho económico o de otra índole. El concepto de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, RAE, se utiliza para nombrar al vicio o abuso en un escrito o en las cosas no materiales” (Definición. DE).

ANTECEDENTES
Como antecedente podemos situar los inicios de la corrupción en los albores mismos de la humanidad, cuando los individuos se agruparon para pasar de un estado nómada a la formación de aldeas creando de esta manera, formas precarias de organización social, política y económica. De allí nace, entre otras cosas, la propiedad privada, las actividades comerciales y políticas; también surge la aspiración por poseer algo propio lo que conlleva desde entonces, a situaciones en las que al no poder tener todo lo deseable para su supervivencia, recurre a situaciones de competencia con sus similares y con ello motivaciones para poseer algo a como de lugar.

Para Aristóteles, (siglo IV A.C.) “lo más importante en toda Constitución es servirse de las leyes y de cualquier otra institución política de tal manera que las funciones públicas no sean fuente de beneficios para los que las ocupan”.

EVOLUCIÓN
La evolución del mundo demuestra cambios en el proceder de las personas, para bien o para mal. El azote de la corrupción, a todo nivel, es una plaga que ha sido difícil de arrancarla. Tanto ha sido el daño producido a nivel mundial que la propia ONU formó una comisión especializada que colabore con países y organizaciones para combatir este mal. Pocos han sido los resultados positivos obtenidos.

EN NUESTRO PAÍS
En Ecuador, el tema corrupción ha estado presente a lo largo de los tiempos. La función pública de manera especial ha servido para desnudar situaciones que han puesto en riesgo la institucionalidad; los fondos públicos se han festinado en beneficio de unos pocos, ya sea de grupos o de personas. Pero hay que anotar, que este problema de corrupción no es de actualidad. La misma historia nacional relata casos desde la época colonial cuando virreyes y altos dignatarios de la corona hacían de las suyas para su beneficio. Ejemplo decidor es el de Atahualpa y Huascar: ejecutado el primero por ambiciones de riqueza y, asesinado el otro por ambiciones de poder.

Así mismo, autoridades coloniales abusaban de su poder, fomentaban la evasión tributaria entre sus congéneres y los mestizos amigos; hacía caso omiso a denuncias de tráfico de influencias. Parecería que la imagen de ese entonces en nada se diferencia de la actual. Un caso que posteriormente llamó la atención fue la denuncia que hizo el propio monseñor González Suárez, contra la corrupción que azotaba a la iglesia, poseedora de grandes riquezas. El grave terremoto que asoló a Ambato se convirtió en un escenario de horror cuando, en 1949, se evidenciaron graves casos de corrupción a cargo de la Junta de Reconstrucción creada para reconstruir la ciudad y sus alrededores, afectados gravemente por el sismo.
Años más tarde, abril 2016, una situación muy similar se produciría con el trágico terremoto que destruyó buena parte de Esmeraldas y Manabí; en ambos casos, gravísimos casos de corrupción fueron denunciados, principalmente contra funcionarios públicos íntimamente ligados a los gobernantes de turno. Otro caso “emblemático” de corrupción donde se involucró a al país fue la venta de la bandera (noviembre 1894); este desagradable evento involucró no solo al Ecuador sino también a Chile, Japón y China. El presidente Luis Cordero tuvo que dimitir ante el escándalo que también involucró al expresidente y gobernador del Guayas, en ese entonces, José María Placido Caamaño y al cónsul del Ecuador en Valparaíso.

La trágica corrupción no ha parado desde entonces. En 1961, el entonces vicepresidente Carlos Julio Arosemena, denunció el caso chatarra, donde se acusó al ministro de Defensa de adquirir material militar extremadamente viejo; estudiantes universitarios consiguieron una viejo vehículo blindado y lo colocaron a la entrada de la Universidad Central como muestra del atraco y repudio a esta nefasta acción, que derivó luego en la caída del régimen de presidente Velasco Ibarra. Años más tarde, durante el conflicto del Alto Cenepa (1995), se suscitó otro acto corrupto cuando se adquirieron fusiles viejos a la Argentina, en un tramite que involucró, así mismo, a varios países y gobernantes.

ESCÁNDALOS DE AÑOS RECIENTES
Desde entonces casos de corrupción siempre han estado presentes con vinculaciones de funcionarios e instituciones públicas y privadas. Bancos privados , sucretización, helicópteros Druhv, , fondos piramidales (notario Cabrera y ex militar Nazareno como los casos más sonados en este ámbito); las aduanas, la institución más apetecida por los corruptos, luego del sector petrolero, las eléctricas (coca codo Sinclair), una refinería inexistente donde se gastaron millones de dólares. La tragedia del Covid 19 donde miserables se enriquecieron a costa del dolor de miles de ecuatorianos. El robo descarado al ISSPOL, donde están involucrados personas y entidades particulares con funcionarios públicos. El atraco permanente al IESS, denuncias de tráfico de influencias y corrupción en empresas públicas en el gobierno actual, etc. Estos casos son solo una muestra de la descomposición que ha vivido, y vive, la sociedad dentro de la historia nacional.

Datos del 2021 hacen conocer que nuestro país, lamentablemente, ocupó el puesto 105, de 180, en casos de corrupción gubernamental (Datosmacro.com). A septiembre del mismo año, y según datos estatales, Ecuador perdió alrededor de 70.000 millones de dólares, en los últimos diez años, a causa de la corrupción. Al referirse a esta plaga universal, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, señaló que “la corrupción es criminal, inmoral y la máxima traición a la confianza pública
¿QUÉ HACER?
Ante tantos hechos nefastos, la ciudadanía se pregunta: ¿qué hacer para combatir y erradicar este mal? Volvemos a propuestas que la hemos venido anunciando y recalcando: educación y más educación. Una restructuración urgente del sistema educativo nacional donde se prioricen los valores, la ética, la moral; donde el niño y el joven se conviertan en los adalides de una nueva sociedad. Hechos concretos que brinden resultados concretos. Una limpieza profunda del sistema de justicia, donde la probidad de los jueces sea la causa y el efecto. Una administración pública con gente proba y preparada, donde se valorice el conocimiento y la honestidad.
Estamos a tiempo. La academia, el sector privado y público deben conjuntar esfuerzos para erradicar la plaga siniestra del siglo XXI. El corruptor es tan malo como el corrupto. Ahí es donde debemos dirigir el cambio.