La burbuja a punto de estallar

Un análisis de la actual crisis del país, cuando estanmos a dias de un evento eleccionario de Gilda Figueroa


VISIÓN GENERAL

Poderes del Estado salpicados, todos los días, de escándalos. El Ejecutivo con denuncias que envuelven al círculo más íntimo del Presidente de la República; una Asamblea Nacional fragmentada y con mayoría de oposición que, a su conveniencia legisla y fiscaliza, importándole un comino los interés del país; un Consejo de Participación Ciudadana que ha hecho, de sus funciones y obligaciones, un circo en el que cada payaso ha agotado hasta el cansancio todos los trucos posibles para quedarse y seguir ejerciendo a su antojo el poder absurdo que se les confirió de designar autoridades; un Consejo Nacional Electoral que inscribe a cualquier “hijo de vecino”, como candidato, y que, producto de ello, tenemos que ser testigos de vergonzosas campañas que se concentran en los medios de comunicación digitales y en la ausencia de propuestas que se refleja en los debates, cuya metodología no permite una real exposición de planes de trabajo, conocer la postura a temas de interés ciudadano y menos, una confrontación de ideología (y cómo podría existir si lo único certero que ocurrió en este proceso electoral es el cambio de camiseta por doquier).

Todo esto aupado por un poder Judicial con su propia agenda, intereses, formas y tiempos para impartir “justicia”.

SISTEMA DE SALUD

Tenemos un sistema de salud diametralmente diferente, inequitativo e injusto. De un lado, un sistema privado en el que todo se reduce a pagar y ser atendido, a tener un abanico de médicos y centros de todas las especialidades que ofertan productos y servicios a conveniencia del paciente, a toda hora, todos los días y en todos los precios; mientras que del otro lado, el sistema de salud público, cada vez más colapsado; más un Seguro Social que arrastra una gigantesca deuda que urge ser transparentada y cuya falta de pago podría, como bien dicen los entendidos, poner en riesgo, en muy corto plazo, la estabilidad de los asegurados. Y en el medio, denuncias de contrataciones teñidas de corrupción, donde los reales afectados son pacientes y jubilados que hacen largas filas, que esperan semanas, meses y hasta años para ser atendidos y a los que muchas veces, no se les puede proveer ni de los insumos médicos más elementales.

SISTEMA EDUCATIVO

Igual de crítica es la situación del sistema educativo ecuatoriano, que ahondó sus problemas estructurales debido a la pandemia y que generó en la educación pública una tasa alta de deserción escolar por falta de acceso a internet; y, en el privado, se confirmó que el negocio no permite concesiones y, salvo honrosas excepciones, mostró absoluta antipatía a la situación económica y realidad de las familias ecuatorianas, empujándolas no solo a cambiar de instituciones educativas a unas más económicas y flexibles, sino incluso a que decidan escoger otra modalidad de estudios, como el llamado “homeschooling”.

LOS PRECIOS Y EL CRIMEN ORGANIZADO

Y mientras toda esta estructura formal del Estado va de tumbo en tumbo, ahondando más la crisis institucional y estatal que parece no encontrar salida, en las calles los precios suben, los robos, asaltos, homicidios y femicidios también. El crimen organizado se ha instalado, corrompiendo a nuestros niños y adolescentes, “vacunando” a los comerciantes, asesinando fuera y dentro de los centros penitenciarios, y, según cuentan, haciendo su debut también, en la política a través de “narco candidatos” a vista y paciencia de la Justicia, la Policía Nacional y Fuerzas Armadas, cada vez más debilitados en fondo y forma.

CLASE POLÍTICA

Una clase política que no ha entendido las necesidades de la sociedad ecuatoriana, un Estado ineficiente y obeso, una corrupción instalada de manera transversal en todos los poderes e instituciones del Estado, tanto en el sector privado como público y una población hastiada de promesas incumplidas, traen como resultado una hiperfracturación de la sociedad que se aleja cada vez más del bien común y lo reemplaza por el bien propio.

CREAR UNA BURBUJA

Entonces, nos encerramos, y creamos una burbuja en la que equivocadamente creemos, que nos “blinda” de lo externo, que si hablamos de solo cosas buenas, las malas desaparecen, que si nos concentramos en hacer nuestro trabajo (individual) y en cuidar a los nuestros, todo va a estar bien. La burbuja nos permite estar sin estar, nos permite ver el afuera pero también enajena; la burbuja crea, forma y reproduce seres indiferentes y egoístas. La burbuja nos hace perder perspectiva y nos engaña haciéndonos creer que nuestra realidad, es la de las otras burbujas y más grave aún, que es la misma de aquellos que ni siquiera les alcanza el aliento para inflar este imaginario útil y ellos, ellos querido lector, son la mayoría. Hay burbujas de todos los tamaños y colores. En unas, son un mecanismo de protección ante la inseguridad, la crisis económica y la inestabilidad política que también afectan a este conglomerado humano, pero no lo suficiente como para librar la batalla. Otras, viven el día a día, no ganan lo necesario para invertir en un bien inmueble o en educación privada (por poner un ejemplo), pero sí lo suficiente como para tener el tiempo y el dinero para hacer largas filas, físicas o digitales, y adquirir entradas para el concierto del cantante de moda, a valores exorbitantes. En esta misma burbuja están aquellos que no les “alcanza” para emprender y prefieren endeudarse para el viaje local e internacional (los dos bastan si se selecciona el fondo y ángulo adecuado para la publicación respectiva en redes) que forma parte del estatus social al que dicen o quieren pertenecer.
En la burbuja de la burbuja, los adultos hablan de golf, bicis, maratones y padel; los niños del karting, del escape room y del paint ball de moda y los jóvenes de los perrihijos: en qué escuela dejarlos, con quién encargarlos, cómo cuidarlos.

En las burbujas se habla con mayor intensidad y conocimiento de causa, del último tema de Shakira que de los planes de trabajo de las futuras autoridades. Se discute sobre lo decadente que está la sociedad mientras se planea un viaje más a Disney o mientras esperan la carta del nuevo restaurante mientras que, los intelectuales se pasean de medio en medio de comunicación (que son también burbujas) dando las recetas mágicas para que el país prospere. La burbuja – que es tu familia, tu trabajo, tu grupo social y/o cualquier medio en el que y con el que convives – explota únicamente cuando siente directamente amenazada, ahí saca la aguja y se revienta para actuar, convocar, gritar, demandar y exigir. Luego vuelve a formarse, a estar silente, deambulando y existiendo, a veces en el aire más lejana, a veces en el agua, más cercana pero no en la tierra, porque quiere preservarse. De cuando en cuando, se refleja en el otro; de cuando en cuando, es el otro.

¿SALIR DE LA BURBUJA?

El otro, en tanto, sigue viendo partir a sus hijos que prefieren correr el riesgo a morir a que seguir aquí; el otro, nos da una oportunidad más para cambiar el presente y futuro del
país, a través de unas elecciones que están a la puerta; el otro quiere que salgas de la burbuja porque piensa que todavía vale la pena, ser país.