Blanca Naranjo, de 72 años de edad, y su nieto Francisco de 21 años, viven en el barrio San José Obrero Alto de la ciudad de Esmeraldas; una familia humilde que perdió el bono de desarrollo humano por parte del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) hace aproximadamente dos meses, pese a que el joven padece un 61% de discapacidad psicosocial y la señora está enferma.
Francisco explica que su abuela Blanca también recibía el bono, pero le retiraron, con el dinero costeaban parte de las medicinas, alimentación y pagaban el arriendo donde viven. Actualmente no tienen cómo solventar los gastos básicos.
El joven a pesar de su condición no le representa ningún impedimento para seguir estudiando, ahora está cursando sus estudios en la Universidad Luis Vargas Torres una licenciatura en matemática y física; anteriormente se dedicaba a cantar música cristiana en los buses urbanos para aportar con los alimentos de su hogar, pero ahora el estudio virtual le consume gran parte de su tiempo y no le permite trabajar.
Respuesta del MIES
Francisco acudió al MIES para obtener una respuesta y le manifestaron que espere una llamada y la visita social por parte de un representante de la institución, mas no recibió fecha exacta.
Mientras Francisco espera una respuesta del MIES, los gastos en alimentación siguen sumándose cada día y la preocupación de ser desalojados por no pagar el arriendo, por ello piden ayuda de la ciudadanía.