JFK: El misterio de la historia

El 22 de noviembre de 1.963 fue asesinado el presidente norteamericano John F. Kennedy, en Dallas, Texas. Tras 59 años de este magnicidio, aun no se aclaran las causas del atentado y, muchos analistas mantienen sus dudas sobre sus causas y participantes.

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Desde el momento en que se conoció la muerte del presidente, se tejieron una serie de hipótesis, las cuales no ha sido aclaradas. Las oficiales no convencen aún a muchos ciudadanos de ese país y a analistas políticos del mundo entero que sostienen que tras el asesinato existe un complot para silenciar las investigaciones; por eso, las teorías de la conspiración siguen rondando el imaginario popular.

LLANTO EN EL MUNDO OCCIDENTAL
Uno de los primeros recuerdos de mi ya lejana juventud es el que está ligado a este acontecimiento. El carisma del joven candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos y de su esposa, así como el aparecimiento de la televisión como plataforma para los debates políticos fueron suficientes para derrotar al republicano Richard Nixon y convertir a Kennedy en el líder de su país y del mundo occidental.

En aquellos días de 1.960, el mundo entero aún no había dejado atrás las secuelas de la segunda guerra mundial y las dos potencias que habían surgido de esa conflagración mundial: los Estados Unidos en América, y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas URSS, se enfrentaban en un escenario de propaganda, publicidad, y amenazas mutuas que llevaban a medir sus fuerzas, a través de otros ejércitos. La historia universal recoge esos tiempos bajo el nombre de “Guerra Fría”.

Desde el primer momento de su mandato John Kennedy dio muestras de un liderazgo activo, ágil y transformador. Dentro de su país y en el escenario internacional pronto las masas cayeron rendidas a su encanto, mientras que los líderes mundiales reconocían su autoridad.

La conquista del espacio exterior fue una de las partidas jugadas por estas potencias, y si bien los primeros éxitos se los llevó la Unión Soviética, pronto, Kennedy impulsó a su país a superar a su adversario y anunciar que para finales de la década Estados Unidos llegaría a la Luna, cosa que sucedió, dando cumplimiento a las palabras del presidente.

La invasión a Bahía de Cochinos en Cuba fue su derrota internacional más sonada. Los rebeldes anticastristas invadieron la Isla sin la coordinación de los Estados Unidos y fueron derrotados por las fuerzas de Fidel Castro. Kennedy asumió la culpa.

Viajó a Europa y en Berlín, la ciudad dividida por un muro, pronunció uno de los discursos más emotivos que lo llevó a declararse como un berlinés más: “Ich bin ein Berliner” dijo y los alemanes del oeste saltaron de alegría.

La economía norteamericana crecía y el bienestar de su pueblo también. Su hermano Robert, nombrado Fiscal General de la nación, iniciaba una lucha frontal contra las mafias que controlaban los grandes negocios y sindicatos del país.

Así, entonces, el presidente Kennedy gozaba de una popularidad sin precedentes y la esperanza era la estrella dorada de su gobierno.

Por eso, la tarde del 22 de noviembre de 1.963, mientras visitaba la ciudad de Dallas, en el estado de Texas, todo el mundo se paralizó cuando las agencias de noticias anunciaron que habían atentado contra la vida del mandatario y que se temía por su vida.

Horas más tarde la ansiedad se convirtió en luto. El Presidente John F. Kenedy había muerto en el hospital donde era atendido.

RECONSTRUIR LOS HECHOS
Pasado los días de luto y cuando el pueblo norteamericano volvía a trabajar, el mundo entero exigía respuestas. ¿Quién lo había asesinado? ¿Era obra de un solo asesino, o se trataba de un complot?

Hasta el día de hoy, esas dos preguntas no han sido respondidas de manera tal que no queden dudas ni sospechas. Todas las que se han dado, no han hecho otra cosa, que aumentarlas.

Pero ¿cómo no sospechar? Cuando apenas unas pocas horas habían transcurrido del asesinato y la policía había detenido a un ex Mariner llamado Lee Oswald, llevándolo a la cárcel; y cuando lo trasladaban a la prisión, frente a las cámaras se acercó un hombre, pistola en mano, y lo mató. Ese nuevo personaje de este drama era un pequeño mafioso de Chicago, llamado Jack Ruby, quién declaró haberlo hecho en señal de venganza por su magnicidio. La muerte de Oswell le llegó sin darle tiempo para que rindiera su confesión.

«No sé nada acerca de eso», insistía el exmarine cuando fue arrestado una hora después del asesinato del presidente de Estados Unidos, sin que nadie le creyera.

¿Por qué Ruby mató a Oswald? para que no se supiera quién era el verdadero autor intelectual del crimen. El mafioso fue juzgado y condenado a la silla eléctrica en marzo de 1964, pero el veredicto fue anulado por el Supremo de Texas bajo la orden de celebrar un nuevo juicio. Sin embargo, días antes de que se celebrara la segunda vista, se supo que padecía un cáncer de pulmón muy extendido del que nadie supo nada hasta ese momento. Unas semanas más tarde falleció repentinamente por un coágulo de sangre en sus pulmones, aunque los forenses nunca confirmaron si se lo produjo el tumor.

MISTERIOS DE LA HISTORIA
y, ¿cómo no llamar misterio, si a lo largo de estas décadas, nuevas investigaciones, datos desconocidos, declaraciones, testimonios, dan cuenta de que la historia está mal contada y llena de pasajes oscuros?
Por ejemplo: la viuda y compañera de John Connally, el gobernador de Texas quien estuvo en el automóvil donde cayó herido el presidente, denunció que su marido había recibido el impacto de una bala diferente a la que mató a Kennedy. A pesar de ello, en un principio, el político pidió públicamente que se apoyaran las conclusiones de la Comisión Warren y que no se hiciera caso a las teorías de conspiración, pero después cambió de parecer y puso en duda la teoría de la bala única del presidente. En 1982, su entonces compañero Doug Thompson reveló que él mismo había preguntado a Connally si estaba convencido de que Oswald había disparado el arma que mató a Kennedy. Su respuesta fue: «Absolutamente no. No creo ni por un segundo en las conclusiones de la Comisión Warren». Al preguntarle por qué no había hablado de esto, añadió: «Porque amo a este país y necesitábamos cerrar ese episodio cuanto antes. Nunca voy a hablar públicamente acerca de lo que yo creo».
Pero no es el único ejemplo que circula en torno a esta trama: Jackie Kennedy, la viuda del presidente, llegó a insinuar que el asesinato de su marido había sido encargado por su sucesor, Lyndon B. Johnson, en ese momento vicepresidente del Gobierno. El objetivo de Johnson habría sido evitar que fuera juzgado por cuatro causas que tenía pendientes con la Justicia: violación de contratos gubernamentales, prevaricación, lavado de dinero y soborno. Por supuesto, las investigaciones sobre esta hipótesis fueron cerradas cuando Johnson ascendió a la Presidencia.

De cualquier manera, con la muerte de Jack Ruby, surgía uno de los mayores misterios de la historia del siglo XX.

Fausto Jaramillo Y.