Insulina un siglo con nosotros

LUIS COELLO KUON YENG
LUIS COELLO KUON YENG

Hace casi 100 años (12 de diciembre) se llegó a un importante punto de inflexión a lo que se refiere a la esperanza de vida de las personas diabéticas de todo el mundo. Aunque la diabetes se conocía desde la antigüedad (hay datos que constan en el papiro de Ebers), seguía sin existir un tratamiento eficaz.

Gracias a los descubrimientos de Frederick Banting y Charles Best, en el año 1921 comenzaron sus experimentos extirpando el páncreas de algunos perros y pudo comprobar que los animales incrementaban su nivel de azúcar en la sangre y comenzaban a beber mucha agua y a debilitarse.

Los perros habían desarrollado diabetes. Posteriormente, Banting y su ayudante centraron su investigación en mezclar el páncreas de otro de los perros con aguas y sales para después congelarlo y filtrarlo. Esto le permitió aislar la hormona pancreática a la que en un principio denominó isletin.

Inyectó la sustancia en el perro diabético y se asombró al comprobar que los niveles de glucosa en la sangre se redujeron notablemente y el animal recuperó el vigor y la fuerza. Después de someter al perro a varias inyecciones de la nueva sustancia, los síntomas de diabetes desaparecieron.

 ¡Eureka, descubrieron la insulina! El primer paciente en recibir extracto de páncreas vacuno con insulina, fue un niño de 14 años, Leonard Thompson, que estaba a punto de morir por culpa de la diabetes. Tras recibir las inyecciones de insulina el menor recuperó rápidamente las fuerzas y el apetito. Tras el éxito obtenido con el primer paciente, Banting comenzó a recibir solicitudes de decenas de diabéticos que querían participar como voluntarios. Todos reaccionaron positivamente a la insulina.

Luego de aquello la vorágine de eventos científicos para descubrir nuevas y más eficientes insulinas, con menores efectos adversos y menos riesgo de provocar hipoglicemia (baja de la glucosa – azúcar- en la sangre), lograron sintetizar los análogos de insulina. Insulinas análogas de acción ultrarrápida; lispro, aspart, glulisina. Insulinas análogas de acción prolongada-basal: glargina, determir. Y la insulina análoga de acción ultra-prolongada-basal: degludec. Deseo terminar con una reflexión: insulinas más modernas son un enorme acierto de la tecnología al alcance de los pacientes. Abaratar costos, educar más sobre su noble uso y principalmente adquirirlas pensando en beneficio de los usuarios diabéticos.