¿Está libre petro de la intoxicación ideológica?

Un ex guerrillero, ganó en buena lid democrática la Presidencia de Colombia: encarando la realidad, significa que la izquierda tomó el poder y su objetivo revolucionario culminó con éxito.

La victoria, bien puede venir con el desmantelamiento de toda la fuerza armada guerrillera y el fin de los actos del terrorismo organizado; ya no hay objetivo a la vista; tiene el dominio en la mano y la paz definitiva debería ser inevitable.

La frontera común con Ecuador, siempre fue una importante fortaleza binacional; incluso, a pesar de la separación forzada de la Gran Colombia en 1830; la intelectualidad provinciana de las dos naciones, convirtió estas zonas limítrofes en lugares de culto a la lengua, la religión, la cultura y el permanente objetivo de la prosperidad.

La larga sucesión de problemas en Colombia, y su persistente lucha contra males económicos y políticos, podría haberse convertido en estímulo negativo y llevar a esa Nación a la indolencia intelectual y al aislacionismo; felizmente, no ha sido así; su pueblo buscó el camino del éxito a pesar de la sangre derramada en décadas de agresiones ideológicas y sus derivaciones delincuenciales.

Colombia, así como todos los pueblos en la humanidad, son comparados y juzgados por sus éxitos o fracasos: Esa Nación, antes de la pandemia, venía como una de las economías triunfadoras en el continente: registró en 2019 un crecimiento económico superior a los países de la región. En 2020, al enfrentar el ataque del virus, sus empresarios, trabajadores y Gobierno, superaron su esfuerzo y creatividad productiva e industrial y lograron elevar esas cifras, hasta colocarlo entre los países más prestigiosos en el mundo, en la reactivación de su economía.

Es un país que no está exento de la pobreza extrema entre los estratos más necesitados; lucha de clases; racismo; indios y negros oprimidos; narcotráfico y la explotación machista: todo este bagaje de problemas se debatió en la campaña electoral de 2022. Rodolfo Hernández, el candidato opositor a Petro, denunció con vehemencia esos males y tuvo el valor de poner como responsable de ellos, a la corrupción. El reconocimiento objetivo de la confrontación de las ideologías en la campaña electoral colombiana, me hizo recordar aquella conocida sentencia de Norberto Bobbio: “la única solución para los males de la democracia es más democracia” sin que esto quiera decir que la cosa fue fácil y peor, que la elección de Petro en las urnas, haya alentado de manera suave, la idea de una concordia nacional. Él lo sabe, y me parece que se está esforzando desde el inicio por administrar lo mejor que se pueda la discordia.

Hablemos de Petro: ya lo dije una ocasión; propuso en su campaña temas muy sensibles de manera hábil; se esforzó por despejar dudas sobre su cercanía militante a la izquierda y logró escabullirse de tesis políticas que en el pasado fueron su marca como guerrillero del M 19; así como, evadir imputaciones muy fuertes de que intentaría ir a un Estado con licencia para delinquir: ciertos grupos en Colombia estiman que Petro, cuenta con el apoyo de las FARC, el Clan del Golfo, Mancuso, el ELN y cuestionados lideres políticos.

“GOBERNARÉ PARA TODOS” dijo Petro y, más del 50% de sufragantes le concedieron el voto de confianza, en un esfuerzo más por la búsqueda de la paz.

Las heridas de la guerra contra la guerrilla y el narcotráfico están abiertas; el peligro atroz de hechos violentos ejecutados por vándalos, ataque a negocios, pérdida de mercaderías están latentes en la vida colombiana y por ello, nada mejor que insistir en la posibilidad de parar de verdad la violencia, juntando la voluntad del nuevo Presidente y la realidad de desespero que vive la sociedad.

Su visión del narcotráfico expresa decepción; Colombia dice Petro, exporta más cocaína que nunca. Los narcotraficantes que son mexicanos se quedan con la ganancia…tienen bajo nómina a generales y a otros oficiales, senadores, representantes y funcionarios del Gobierno; han puesto presidentes varias veces, no una vez.

Todo eso es el acumulado de una política que ha fracasado. Cuánta razón tiene Petro…y remata diciendo que, dialogará con Estados Unidos sobre cómo hacer una política eficaz para que Colombia disminuya, por lo menos su papel en el narcotráfico y ojalá deje el narcotráfico.

Lo menos que puede hacer Ecuador es registrar y procesar expresiones tan importantes del Presidente Gustavo Petro: Podría ser el hilo para plantear a Colombia, en acción recíproca y mutua, un acuerdo verdadero para que las fuerzas de seguridad, impidan el envío catastrófico de la inmensa cantidad de cocaína que ingresa por nuestra frontera común y finalizar esta situación de bodegaje ecuatoriano y la utilización de puertos y aeropuertos de la producción de droga colombiana que hiere diariamente nuestra sociedad.

Ecuador debe coincidir con Petro en la definición de MULTICRIMEN: Todo lo que es vinculado a extorsión, secuestro, lavado, trata de mujeres, contrabando que este mandatario colombiano dice hay que atacar, y a sus actores del Ejército de Liberación Nacional; las disidencias, el Clan del Golfo, la segunda Marquetalia de las Farc…todos son narcotraficantes asegura Petro y añade: Yo no creo que haya una insurgencia izquierdista hoy en Colombia, lo que hay es delincuencia.

Si Ecuador enfrenta agresión de la feroz delincuencia organizada y su origen se halla en Colombia, Perú, Brasil, México entre otros, con la droga de por medio y otros delitos identificados por Petro y, no hablamos por el momento de insurgencia izquierdista extremista y desestabilizadora y, además, si el gobernante colombiano propone la construcción de una sociedad de progreso y relación en paz; estimo que hay una oportunidad para evitar la encerrona que tanto tememos de un vecindario extremista.

No hay ingenuidad en mis planteamientos; estoy muy bien informado de lo que se acusa a Petro en Colombia: sobre los caminos de la violencia, enviar hordas de seguidores a destruir en redes sociales a sus detractores y varias cosas más. Conocí al nuevo Presidente cuando Alcalde de Bogotá y he registrado la mala calificación que dan muchos ciudadanos a su desempeño; la imputación sobre su participación en protestas agresivas e incitar enfrentamientos entre clases sociales. También conozco que sus adversarios reconocen que fue un buen senador y es selectivamente capitalista.

Se dice que la izquierda de Petro favorecería el control estatal de la economía y habría una interferencia activa del gobierno en todos los sectores de la vida social; intentaría colocar lo igualitario sobre aspectos de la moral, la cultura y hasta en cuestiones religiosas. Si este mandatario va por ese camino, mi estimación es que fracasará rotundamente; conozco a fondo, a quienes se hallan en todos los estratos de la sociedad colombiana; no hay ciudadano que no defienda en este país, mejor que todos en América Latina, sus derechos individuales.

Estoy convencido que Petro sabe muy bien la sociología de su Nación: nada es más desagradable para un colombiano que el Estado intervenga sobre sus derechos sociales; sobre su patriotismo, valores religiosos y culturales: no hay persona que no se halle vinculada estrechamente a su familia, más que en otros países latinoamericanos, por lo mismo, cualquier proyecto de reforma ideológica de la sociedad se halla muy por debajo del esfuerzo de progreso material que hace todo colombiano, quien no desea que su forma de vida capitalista, vaya a formar parte de esa zona indecisa de intransigencias entre los partidos políticos muy desprestigiados.
A mi manera de ver, los extremismos; de la izquierda que compele a adoptar una ideología revolucionaria mediante la extinción de los valores tradicionales y presionar al igualitarismo por medio de la intervención fiscal, judicial o policial no creo que se halle por el momento en los planes de Petro, si se toma como indicativo el nombramiento de José Antonio Ocampo, Ministro de Hacienda a quien conozco desde mi paso por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL, organismo dependiente de la Organización de las Naciones Unidas.

Y, la derecha, tampoco creo que se halle en Colombia, animada a criminalizar a toda la izquierda y peor imponer a la sociedad una uniformidad moral o religiosa asentada en valores tradicionales; obediente y disciplinada. Esa actitud ha permitido que inicialmente, con el nuevo gobierno, se forjen alianzas y se vayan alternando conforme avance la administración.

El conocimiento experimentado de los nuevos gobernantes colombianos es clave, para tomar en cuenta que, no es una coincidencia la manera positiva, cómo reaccionó la oposición de derecha ante el triunfo de Petro: ceder una parte del poder es obligatorio, a fin de facilitar cierta transformación política en la sociedad a través del control estatal de la actividad económica. Me parece que Petro evitará los extremismos, tomando en cuenta que su izquierda puede generar peligros debido a posiciones ideológicas de grupos irreconciliables en el manejo del Estado, cosa que nunca ocurrió en las administraciones de derecha: hay que recordar que la extrema derecha siempre es derecha.

Quizá, el ideal socialista de Petro podía haber sido en algún momento atenuar o eliminar las diferencias del poder económico por medio del poder político que ahora lo tiene; sin embargo, no veo que pueda disponer en ninguna instancia, del poder total, real y suficiente, económico y militar para tomar las riquezas de los acaudalados y administrarlas directamente.

En Colombia sus ciudadanos han ganado su capital pequeño o grande, con una dedicación apasionada al trabajo: nadie podría tener dominio sobre esa riqueza de la sociedad. Lo máximo que un gobierno socialista podría lograr, si va por la línea de la apropiación, es a consolidar una oligarquía burocrática bien pagada. Petro es un hombre de raciocinio y tiene un alto sentido de sobrevivencia; ha probado hasta ahora que toma las decisiones con prudencia y discernimiento; nada por amiguismo, sí por cálculo para bloquear los recelos de las potencias, arreglárselas con los organismos internacionales y enviar mensajes de serenidad a los países en la región.

Autor: Dr. Patricio Zuquilanda