Con mucha destreza, Piedad González, toma su filoso cuchillo para cortar los trozos de caña dulce, que luego los enfunda y los vende a las personas que acuden al balneario de agua dulce de Tabiazo, cantón Esmeraldas. Este es el trabajo que realiza los fines de semana para generar dinero y contribuir a la manutención de su hogar.
Por la dificultad con la que llega la plata a su familia, Piedad le resta importancia al desgarre muscular que tiene en una de sus piernas, que le impide caminar con normalidad, y hace todo su esfuerzo para colocar su puesto donde oferta caña y pepepán, esta última fruta debe cocinarla primero, labor que la obliga a estar de pie y acrecentar su dolencia.
Mientras espera a los compradores, de lejos observa a los bañistas y el agua que corre el afluente. Hace 10 años se radicó en Tabiazo, y desde ahí se ha dedicado a la venta de algún producto, actividad que fue suspendida por la crisis sanitaria por el coronavirus, y que se agudizó con el último confinamiento total de fines de semana.
Su mayor alegría es volver a trabajar, aunque, asegura que los domingos son los días de mayor ganancia debido a que más gente visita el río. Por eso se instala a las 09:30 y se queda pasadas las 18:00. (MBC)