Ayer un joven estudiante fue víctima de los efectos provocados por el hambre después de no haber probado bocado durante más de seis días.
Después de varios días los profesores, padres de familia y estudiantes empezaron a sentir los estragos producto de la huelga de hambre que lideran a favor de la reforma de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), que busca educación de calidad y derecho a los docentes.
El doctor Dicson Sosa, revisó a los huelguistas ubicados en la carpa de la Av. Olmedo y Manuela Cañizares, y dijo que varios manifestantes presentaban novedades como pérdida de peso y palidez, por lo que procedió a llamar a una ambulancia para trasladar a uno de ellos quien en su momento se desplomó.
A pesar de la desnutrición y el hambre, Julio Lastra, estudiante huelguista dijo que no desmayaría a pesar de los efectos secundarios que atraviese, porque la lucha es más fuerte y va en favor de sus maestros que sufren las condiciones precarias de la profesión.
Protesta
La manifestación según los huelguistas no se detendrá y llegarán hasta las últimas consecuencias; “las autoridades prefieren que alguien esté al borde de la muerte a entregarnos lo que nos corresponde por ley como derecho humano y profesional”, expresó Paúl Perea, manifestante.
Al lugar de la lucha arribaron también asambleístas del movimiento Pachacutik, quienes fueron testigos del escenario pujante de los educadores, padres de familia y estudiantes que siguen esperando pacientes a que el gobierno escuche los clamores hacia las reformas educativas.
Efrén Calapucha, asambleísta nacional por Pachakutik, expresó que las condiciones que viven los docentes son precarias e indicó que en el próximo pleno de la Asamblea conversarán sobre la situación actual del grupo de educadores y la ciudad. (KLF)