La Contraloría, ¡un bochorno!

LUIS COELLO KUON YENG
LUIS COELLO KUON YENG

Lo que pasa en nuestro país es de Ripley, más ahora en esta época moderna vemos estupefactos los bochornosos actos que pasan en la Contraloría General del Estado. Una entidad gubernamental que fue creada para vigilar el dinero público y su efectivo gasto a favor del pueblo. Pablo Celi, actual contralor guarda prisión en espera de un juicio político por supuestas coimas y peculado.

Delegando sus funciones desde la cárcel a otra persona, sí aún ejerce funciones privado de libertad. Es una lástima que estas cosas absurdas y tiradas de los cabellos pasen en un país que dice ser democrático y con una justicia sin favores. Esto es una vergüenza, es un peligro para la estabilidad del Estado ecuatoriano ya que se está implementado un sistema de corrupción único que posee “fuertes contactos” los cuales son permisivos con los acusados, haciendo que puedan ejercer una manipulación de la Justicia a su favor.

Lo más sensato sería que la Asamblea Nacional ejecute una acción prioritaria y afronte el juicio político contra Celi para su destitución. No es posible que tras estar privado de libertad ejerza funciones subrogando puestos y colocando a gente que no sabemos cuál será su andar y postura. Pero es necesario destacar que la prisión preventiva no tiene efectos sobre sus funciones. Aunque a muchos nos incomode que el subcontralor Pablo Celi aún ejerza el cargo y despache desde la cárcel 4 en Quito.

El excontralor Carlos Pólit acusado de  desvanecer glosas con respecto a la hidroeléctrica San Francisco y que solicitó $ 4,1 millones para no emitir glosas en otros proyectos como el poliducto Pascuales-Cuenca, Refinería del Pacifico, acueducto La Esperanza y más, él se encuentra prófugo. Lástima que seamos un país con gente que desea   un cargo público para su propio beneficio personal en desmedro de su propia credibilidad y en el no beneficio del país. En ambos casos, la Justicia debe ser prolija, evitar ser manipulada y crear precedentes   para prevenir estos tipos de actos de usurpación y coimas. Urge que la Asamblea Nacional, nueva cabe destacar, encuentre caminos confiables para que este tipo de instituciones no caigan en manos de oportunistas o en manos de gente obsecuente con el poder de turno.

Necesitamos con urgencia una depuración eficaz que brinde confianza en la población. No es posible que por ser una figura pública o con cierto grado de injerencias se tenga  favoritismos. Estos bochornos avergüenzan.