El tesoro del país de la canela

Uno de los argumentos fundamentales para que Cristóbal Colón convenciera a los reyes católicos de financiar su audaz empresa, fue la de encontrar una ruta comercial más favorable con los países asiáticos. Desde hace siglos que existía un intercambio de productos entre oriente y occidente, dominado por los comerciantes italianos, mismos que llenaban a Europa de finos tejidos, hermosas porcelanas y las más exóticas especias vegetales provenientes de exuberantes selvas al otro lado del Mundo.

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De esta manera los europeos medievales llegaron a conocer los deleites del jengibre, jazmín, el clavo de olor y la canela, el precio de estos exquisitos sabores y aromas eran muy elevados, y eran los causantes de luchas comerciales entre las emergentes potencias del medioevo. Por siglos la ruta hegemónica de comercio fue la denominada ruta de la seda, la cual, al ser en su mayor parte terrestre, tenía tiempos de recorrido de varios meses a años, dependiendo del producto que se transportara. A mediados del siglo 15, los marineros portugueses dejando a un lado la ruta de la seda, iniciaron con el comercio marítimo rodeando el cono de África y empezaron a sacarle ventaja económica a sus reinos vecinos. Colón ignorante de lo que descubriría posteriormente, fundamentó su empresa como una actividad comercial a gran escala, que agrandaría las arcas de los reinos de Castilla y Aragón y traería prosperidad a sus habitantes, lamentablemente la historia tomaría otro rumbo.
Ya instalados en Quito, los españoles emprendieron un sinnúmero de expediciones para conocer los alrededores de las nuevas tierras, una de ellas fue la del capitán Gonzalo Díaz de Pineda en 1536, quien se adentró en las estribaciones de la cordillera oriental de los Andes, allí se encontró con abundantes bosques del árbol de ishpink, cuyo aroma se asemejaba al de la canela asiática. A Díaz de Pineda se le debe el haber acuñado el nombre de “País de la Canela”, para todos aquellos territorios que se encontraban al oriente de los Andes ecuatorianos. Por aquellos tiempos la canela seguía siendo un bien altamente cotizado, por esta razón, en los años posteriores se tuvieron varios intentos de colonización de estas regiones con la finalidad de explotar este recurso.
¿Por qué no se consolidó esta interesante actividad?, la respuesta obedece a varios factores, destacándose los siguientes: la canela asiática tiene una consistencia más frágil lo que la hace más fácil de manipular, el acceso a la Amazonía ecuatoriana es muy complicado, plagas y enfermedades a los que los españoles no querían afrontar, tribus aguerridas que enfrentar, y la priorización de explotación de recursos como el oro y la plata por parte de la corona española. El país de la canela entonces pasó a ser olvidado y el ishpink a ser un ingrediente ocasional de ciertos platillos, el caso más popular es el de la Colada Morada, en donde pequeños trocitos de los cálices se emplean para dar sabor a este brebaje del día de muertos.

Para la ciencia, la especie también pasó desapercibida. Durante todo el siglo 20 existe apenas un documento de carácter químico y farmacológico del ishpink, cuyo nombre científico es Ocotea quixos, el artículo publicado en el Journal of ethnopharmacology en el año 1981 por el doctor Plutarco Naranjo describe los usos de la planta y analiza la composición química de la esencia extraída de los cálices. Se tuvo que esperar hasta el año 2004 para tener una nueva publicación, la misma que fue ejecutada entre las Universidad Italianas de Parma y Ferrara, y la Universidad Politécnica Salesiana, publicada en la revista Food Chemistry, analizando de forma muy completa la química y actividad biológica de la esencia de los cálices. De ahí en adelante se han ejecutado más de una veintena de estudios con la planta en universidades del Ecuador y el mundo que destacan sus bondades farmacéuticas y cosméticas. Es importante mencionar que en un principio la parte vegetal que despertaba el mayor interés era su cáliz, sin embargo, la floración de los mismos debe esperar 20 años y su frecuencia es bianual, lo que llevó a centrar la investigación en los aceites esenciales que también pueden ser extraídos de su corteza y de sus hojas. La tabla que se muestra a continuación muestra las investigaciones más importantes.

Luego de 2 décadas de una investigación sostenida con los aceites esenciales provenientes del ishpink, de a poco la especie se ha ganado un lugar dentro de aquellas con mayor potencial de explotación dentro de la línea de negocios de Biocomercio, el informe (Andeanbio2015) de la comunidad andina enlistó a la planta dentro de aquellas promisorias para el Ecuador.
Desde el año 2020 la empresa brasileña, Natura Cosméticos S.A, especializada en cosmética natural y la cuarta empresa cosmética más grande del mundo, comercializa su línea de fragancias y productos de aseo a base de aceites de hojas de ishpink, todo el aceite esencial es producido en Ecuador y comercializado a través de la Fundación Chankuap, Recursos para el Futuro, organización sin fines de lucro, que tiene las plantas extractoras de aceites en varias comunidades amazónicas en las provincias de Morona Santiago y Pastaza, contribuyendo a crear desarrollo en las pueblos Shuar y Achuar con quienes trabaja.

Han pasado 5 siglos de las primeras menciones del árbol de ishpink y sus cualidades, mismas que hacían suponer que en nuestras selvas teníamos un recurso que podría competir con las especias asiáticas tan apreciadas en aquella época. A pesar del tiempo transcurrido y del poco provecho que le hemos sacado a la biodiversidad del país de la canela, nuestras selvas aún nos pueden ofrecer recursos biológicos importantes para crear desarrollo y bienestar a sus comunidades, quizá el ishpink, un tesoro aun no muy conocido pueda ser el inicio de un proyecto significativo para la amazonia que luego de décadas de petróleo y minería sigue sumido en la pobreza y el abandono.

DR. PACO NORIEGA RIVERA: Profesor Principal Universidad Politécnica Salesiana- Sede Quito