¿El ocaso de la política o de los políticos?

Para comprender de mejor manera la política y sus ejecutorias, y ejecutores, necesariamente tendremos que mencionar, aunque sea ligeramente, sus orígenes, ancestros y principales autores.

Por ejemplo, Platón decía ¨que la política es el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento¨. Aristóteles por su parte, expresó ¨que la política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien de un examen del modo en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales, sin embargo, la política es la principal obra en la que se encuentran sus doctrinas políticas¨. Maquiavelo, señala que ¨toda comunidad tiene dos espíritus contrapuestos: el del pueblo y el de los grandes (que quieren gobernar al pueblo) que están en permanente conflicto; por tanto, es mejor una República bien organizada, aquella que de participación a los dos partidos de la comunidad¨.

Rosseau, y posteriormente Marx, concebían la política, y la democracia en su forma más representativa, como un gobierno directo del pueblo. Autores contemporáneos como Max Weber, definen a la política “como la búsqueda del poder sobre el Estado. Conceptos, ideas surgen, y han surgido a través del tiempo, para explicar de mejor manera la política y su aplicación.

En resumen, la política en su forma más amplia delega la representatividad del pueblo, o una sociedad, a la democracia que se la trabaja a través de personas (políticos) u organizaciones políticas. Son los encargados de ejecutar y llevar a efecto un estado de bienestar colectivo que beneficie a todos.

POLÍTICOS Y PARTIDOS
Esta muy breve introducción nos permite avizorar de mejor manera el espectro de la política, de los políticos y sus organizaciones dentro de una sociedad. Siempre es preferible una mala democracia a no tenerla, señalan los políticos cuando ven peligrar su estatus; o sea cuando sus malas ejecutorias llevan a las sociedades a dudar de la validez de la democracia. Expresión muy común, allá por los años 70, en general en América Latina, era la de ir a ¨golpear las puertas de los cuarteles¨, tarea encomendada a políticos que de una u otra manera se acomodaban a sus intereses personales, o a sus intereses partidistas.

Eran los años de auge de la socialdemocracia, del centro izquierda.
Para nada tenían poder de decisión la izquierda y la derecha. El APRA en Perú; el Partido Radical en Argentina; el partido Colorado en Uruguay, la Izquierda Democrática en Ecuador, la Democracia Cristiana en Chile y varios países centroamericanos; la alternancia acordada en Colombia, conservadores y liberales hicieron, de la política una esperanza por días mejores. Lamentablemente se diluyó y el populismo nefasto sentó bases.

AMÉRICA LATINA
América Latina, desde sus inicios republicanos, estuvo inmersa en situaciones políticas complejas alejadas de su realidad intrínseca. Influencias foráneas se posicionaron en la región. La inglesa se hizo notar principalmente en islas caribeñas, mientras la norteamericana se consolidó en territorio firme de centro y sur América. Pero no fue sino hasta el fin de la primera guerra mundial cuando Estados Unidos fortaleció su presencia en la región. A través de la OEA, políticamente, y del TIAR, militarmente, se posicionó en el hemisferio pese a leves protestas y reclamos de una incipiente izquierda que no terminaba de agruparse en torno a cambios sociales que hasta el momento persisten sin mayores variaciones.

Necesariamente debíamos mencionar a las influencias foráneas porque muchas de ellas han marcado políticamente el destino de varias naciones de nuestra región. Cuba, Nicaragua, Chile, Venezuela, Panamá ha sido escenarios donde la política extraña han señalado rumbos y objetivos; muchas de estas todavía persisten, o han retornado para definir posiciones o escenificar conflictos.

EN EL ECUADOR DEL SIGLO XX
¿Qué sucedió en nuestro país? ¿Cuál fue el rol de los políticos y de los partidos? La historia nos deja varias enseñanzas. Épocas de brillo y épocas oscuras. Personajes que dieron lustre a la política, muchos de ellos sin necesidad de partidos; pero también grandes decepciones que hasta hoy ha sido imposible erradicar.

Dos tendencias políticas predominantes allá por los 50 y 60; luego apareció una más, el partido Socialista.

La izquierda representada por el partido comunista de Pedro Saad no pudo despegar y apenas se limitó a participar por participar, aunque su líder ostentó algunas veces la representación legislativa. Galo Plaza Lasso, Camilo Ponce Enríquez, José María Velasco Ibarra, Andrés F. Córdova, Raúl Clemente Huerta, Mariano Suárez Veintimilla; posteriormente.

Carlos Julio Arosemena Monroy, Julio César Trujillo, León Febres Cordero, Francisco Salazar, Jorge Salvador Lara, Oswaldo Hurtado Larrea, Rodrigo Borja Cevallos, entre otros, aportaron a la política nacional desde la función ejecutiva y la legislatura. La historia juzgara su actuación.

EN EL SIGLO XXI
El inicio del año 2000 ya hacía prever cambios dentro de la política nacional. Pero no es sino en el 2006 cuando surge el outsider que ha marcado una época en el Ecuador.

Un movimiento político con remiendos y recogidos de otras agrupaciones surge y su líder gana la presidencia del país. El anuncio de un proyecto político que duraría 300 años, con un viraje pronunciado a una tendencia que surgía a nivel latinoamericano, hacía prever cambios sustanciales no solo en la política sino también en la democracia misma.

La tendencia y el proyecto tropiezan estrepitosamente, aunque no ha desaparecido del todo, para dar paso a una derecha que trata de solucionar entuertos que se diluyen en ambigüedades y falta de decisiones.

De todas maneras, la sociedad ecuatoriana, fragmentada luego de años de temores y amenazas, trata de recuperarse y enrumbarse por senderos democráticos. Los que no han aprendido la lección son los políticos y sus agrupaciones. Las mismas fallas, los mismos intereses; la impreparación, falta de experiencia, conveniencias han impedido una mejor forma de hacer política en el país.

Los partidos políticos llamados a marcar la diferencia hoy superviven gracias a líderes que los manejan como hacienda propia. La venta al mejor postor es característica de políticos y partidos políticos.

Una asamblea legislativa, donde priman variados intereses y pintorescos personajes, decepciona en cada una de sus actuaciones, pocas son las excepciones.

Cambios de camiseta, visitas de personajes con maletines con contenido dudoso, pago de favores, son actividades muy comunes.

Decepcionan los asambleístas por su falta de preparación; asustan porque esa impreparación puede conducir a graves catástrofes nacionales; prima en ellos el interés personal y partidista, para nada está presente el bien común, el futuro de la nación. Si Andrés F. Córdova decía que en política se puede “tostar granizo”, actualmente los políticos y sus agrupaciones demuestran que se puede colorear de verde sus vidas.

Desde la época oscura de un correísmo que pretendió arrasar con todas las instituciones del Estado y que casi lo logra, los partidos políticos y los políticos nacionales no resurgen, han caído en un ostracismo que los condena a su desaparición.
¿Estaremos siendo testigos de su fin?

Pepe Camino Carrera