Meses antes de declararse la emergencia sanitaria por el coronavirus, Anabel Meza Quiñónez, venía enfrentando situaciones adversas en su vida, que se agudizaron a raíz del confinamiento. El no poder salir de casa, los episodios de estrés, sumado a la artritis reumatoide y la fibromialgia, la estaban llevando a un colapso.
Pero la mujer que es de profesión publicista y Relaciones Públicas, ‘despertó’ a tiempo y optó por hacer de esa debilidad una fortaleza. Es ahí donde decide aprovechar los meses de encierro para compartir con su familia y emprender actividades, que ya sabía pero que las había descuidado por el escaso tiempo que le dejaban sus ocupaciones diarias.
Adversidades
En su niñez aprendió de su mamá a tejer, bordar y a hacer joyas y accesorios de belleza utilizando, madera, coco, caña guadúa, entre otros materiales; y mientras enfrentaba aquel periodo de crisis, nace el emprendimiento ‘Bellezas AMQ’ que son las iniciales de su nombre. Se destaca en la elaboración de pañuelos con detalles; los pañuelos se los compra a los otavaleños y fusiona la cultura andina con la afro, agregándoles detalles hechos a mano, dándole otro uso a la prenda, que puede ser utilizada como collar, como chalina que le cubra los hombros o como turbante.
A la par del emprendimiento AMQ, nació otro gastronómico al que le llamó ‘Dulces tradiciones de mamá’. Prepara tortas de sal y de dulce, de verde con marisco, carnes, jamón. También tiene su propia lasaña con todos los ingredientes, con la diferencia de que la pasta de fideo es reemplazada por la de plátano verde, y también ha creado su línea de panes rellenos.
Tras el regreso a la normalidad donde debe cumplir con su jornada laboral; y con dos emprendimientos en marcha, Anabel ha restado las horas de sueño, porque debe trabajar por las madrugadas y en su tiempo libre.
Anabel Meza Quiñónez trabaja en su tiempo libre y bajo pedido que puede realizar al 09 88 85 05 10