Gonzalo Sevilla Miño | [email protected]
Resistencia a los cambios
Una vez proclamada la victoria liberal el 5 de junio de 1895, empezó la transformación política del país con el desconocimiento del mando presidido por el doctor Vicente Lucio Salazar. El gobierno era ejercido, en Guayaquil, por un Consejo de Ministros, Eloy Alfaro obraba como Delegado en Quito en calidad de Jefe de Estado con título de Jefe Supremo de la República hasta que, reunida la próxima legislatura, designe al Presidente Constitucional del Ecuador.
Aquello generó una serie de sublevaciones e insurrecciones de parte de los conservadores que se negaban a aceptar su derrota. El principal gremio que se resistió al cambio fue el clero que, al ver que iban a perder muchos de sus privilegios, declararon al liberalismo como su enemigo mortal. Mediante proclamas, pastorales y arengas desde los púlpitos, procuraban impedir el advenimiento de la revolución; sin embargo, Alfaro, revestido de un ánimo conciliador y pacificador, procuró mantener una buena relación con el clero, tanto así que, mediante carta dirigida y suscrita por el Ministro del Interior y Relaciones Exteriores al arzobispo de Quito, le hacía saber que se ha ordenado al Ministro ante la Santa Sede, para que haga gestiones con el Papa para que canonice a la beata quiteña Mariana de Jesús.
Esa gestión resultó contraproducente para Alfaro, porque los liberales se ofendieron; y, los conservadores no admitieron como válida la intermediación del gobierno.
Políticamente hubo división en Cuenca, una facción se manifestó a favor del gobierno de Quito; la otra, adhería al del Guayas: unos y otros amenazaron con proclamar la independencia. La provincia de El Oro, se armaba, pero fueron derrotados en combate por el ejército liberal. En la provincia de Imbabura hubo otros levantamientos en armas, pero también fueron vencidos. Alfaro ofreció amnistías y perdones; sin embargo, unos, se acogieron a esas alternativas, otros, se armaron y se refugiaron en Colombia.
Hubo las trascendentales batallas en Chimbo, Gatazo, en Girón y en Caranqui, todos estos combates fueron vencidos por las tropas liberales.
Saneamiento ambiental de Quito
A partir de septiembre de 1895, y una vez pacificados los ánimos, lo primero que se empezó a hacer es emprender en obras de sanidad civil para Quito que, por versiones de varios historiadores, era una ciudad insalubre, desaseada y desordenada. La falta de agua potable era terrible; tampoco había alumbrado público.
La basura se acumulaba en todo lado. Con estos antecedentes, las iniciales disposiciones de Alfaro fueron que, vía licitación pública, se construya un mercado de abastos higiénico, ya que, los alimentos se comercializaban al aire libre en la plaza de San Francisco en condiciones higiénicas deplorables; además, dispuso que se emprenda en obras de alcantarillado y se busque la manera de abastecer de agua potable y de electricidad.
Reivindicación de los derechos de la mujer
Entre las más importantes decisiones tomadas por Alfaro al inicio de su gestión, fue la que, de una manera patriota y solidaria con la mujer ecuatoriana, reflexionando que, en las naciones serias y civilizadas se ha dado a la mujer, de acuerdo con los principios más obvios de la ciencia de buen gobierno, una participación directa en aquellos de los asuntos públicos que, lejos de ser incompatibles con su condición de índole especialísima, contribuyen, por el contrario, a darle mayor realce; resolvió que se debía reconocer en ellas su valía y su capacidad de poder desempeñarse en el ejercicio de ciertos cargos públicos, actividades que les habían sido negadas inveteradamente; en esa virtud, dispuso que, a título de ensayo, la Administración General de Correos sea servida por señoras y señoritas. Con ese paso, poco a poco se fue empleando a la mujer en las oficinas telegráficas, telefónicas, etc.
Luego de esto, fundó la Escuela Normal de señoritas que formaba profesoras que, una vez tituladas impartían sus conocimientos en todo el país.
Gracias a estas acertadas decisiones, se empezó a reconocer a la mujer como parte esencial en el desarrollo del país, reconociendo en ella su valía e importancia, valores que le fueran conculcados a lo largo de la historia.
Reivindicación del indio
Roberto Andrade, en su libro Vida y Muerte de Eloy Alfaro, razona: “Otra llaga que Alfaro se propuso curar, luego del triunfo de Gatazo, horrorosa para uno de los gremios ecuatorianos, deshonrosa y perjudicial para la República entera, fue la situación del indio, increíble en la redondez del globo, porque en ninguna parte es considerado el hombre como bestia.
Diré sin ningún rodeo: la enseñanza de esta conducta se debe a la Iglesia Católica, como lo comprueba el mejor historiador de nuestra patria (González Suárez)”. Alfaro mismo, una vez que pudo constatar personalmente las condiciones inhumanas en las que vivían los indígenas, la subyugación de la que eran objeto, dispuso terminantemente: que se les devuelvan sus derechos y se les dé el trato digno que merecían y que se persiga y castigue rigurosamente a quienes, abusando de su autoridad, maltraten de cualquier modo a esos nuestros hermanos desheredados e injustamente vilipendiados.
La iglesia, el concordato y la secularización de la educación
García Moreno en la Convención de 1869 había dicho: “Mi primer objeto es poner armonía en nuestras instituciones políticas con nuestras creencias religiosas” de ahí surgió el contubernio de la Iglesia y del Estado.
El presidente Cordero también había dicho “En caso de conflicto entre la Iglesia y el Estado, daré preferencia a la Iglesia”, por esa causa, surgió el miedo de los católicos de pronunciar la palabra liberal. En la Constitución de 1869, la religión católica era exclusiva del Estado, y ser católico era requisito para ser ciudadano. Alfaro puso en vigencia la Constitución de 1878, pero esta también preceptuaba el exclusivismo religioso; es decir, esa carta magna, contemplaba la autoridad que tenía la Iglesia en lo referente a la educación en el sentido que las universidades, colegios y escuelas públicas y privadas tenían que instruir a sus alumnos conforme a la religión católica.
Los obispos tenían toda la libertad para designar los textos para la enseñanza.
En la Convención de 1897se estableció la tolerancia que luego de agrias discusiones aprobó un artículo que determinaba que la religión de la República era la católica, apostólica y romana con exclusión de todo culto contrario a la moral. Se incluyó un capítulo de garantías en el que se determinó que, el Estado respeta las creencias religiosas de los habitantes del Ecuador y hará respetar las manifestaciones de ellas. Con esas disposiciones quedó derogado el Concordato con el consecuente descontento y protesta de la Iglesia. Con estos acontecimientos surgieron nuevos movimientos armados en Loja, Azuay, Chimborazo y Bolívar. Se atribuyó a los Jesuitas de ser los sediciosos que estaban sublevando al pueblo, y por esa causa, en una de las sesiones de la Convención, se decretó la expulsión de la Compañía de Jesús.
Fue algo que no ocurrió, pero lo que sí pasó fue que se secularizó la educación, gracias a esa acción, se fundó el Colegio Nacional Mejía en la ciudad de Quito. Se escogió ese nombre porque al ilustre José Mejía Lequerica, por el hecho de haber sido hijo natural, se le negó el acceso a la educación confesional.
Tuvo que irse a Lima en donde lo acogieron, luego de lo cual, viajó a España en donde fue elegido Diputado en las Cortes de Cádiz por el Virreinato de Santa Fe de Bogotá.
A partir de la secularización, los hijos naturales ya podían ingresar al Instituto Mejía, si eran rechazados de institutos jesuíticos.
Posteriormente se fundaron otros colegios secundarios como el Normal Manuela Cañizares, el Normal Juan Montalvo, el Colegio Militar que lleva el nombre del caudillo, la Escuela de Artes y Oficios y la Escuela de Bellas Artes. El Ecuador se había convertido en un estado laico.
Eloy Alfaro presidente constitucional del Ecuador
Alfaro tuvo en la Convención una oposición beligerante que estuvo encabezada por liberales ex colaboradores que le causaron más de una contrariedad. A pesar de esos conflictos políticos, Alfaro tenía mayoría en el parlamento; de manera que, fue nombrado Presidente Constitucional de la República, conforme a lo establecido en Guayaquil el 5 de junio de 1895.
El Ferrocarril
Al presidente le obsesionaba la construcción del ferrocarril, obra iniciada por García Moreno y continuada por Caamaño, Veintemilla.
Cordero y Flores. García Moreno construyó el tramo comprendido entre Yaguachi y Naranjito; Caamaño y Veintemilla, lo hicieron hasta el puente de Chimbo. Desde que empezó la construcción hasta que llegó Alfaro al poder, habían transcurrido veintitrés años en los cuales hubo negociados y malos manejos de los fondos destinados para la construcción. Quedaba pues, una gran obra por delante.
Luego de superar innumerables obstáculos, oposiciones, falta de recursos, llegó a un acuerdo favorable con la empresa del señor Archer Harman. La Convención aprobó el proyecto con la participación de liberales y de conservadores y se convino en la celebración del contrato para la ejecución de la que sería su obra magna y que fue considerada en ese tiempo como la de más difícil ejecución del mundo.
En el período presidencial de 1895 a 1901ejercido por Alfaro, se produjeron acontecimientos marcados por una fuerte oposición conservadora, por serios problemas con el clero que, al ver que habían perdido su hegemonía en la educación del país, terminó su mandato con la tranquilidad que le proporcionó el haber cumplido con su deber.
Leonidas Plaza Gutiérrez y Lizardo García al poder
El general Leonidas Plaza Gutiérrez, ganó las elecciones y asumió el poder apoyado por el liberalismo de Alfaro. Su gobierno fue cuestionado por serias acusaciones relacionadas con una fracasada negociación de préstamos en los que ofrecía en garantía las islas Galápagos, primero a Francia, luego a Estados Unidos; sin embargo, gobernó hasta agosto de 1905.
Mediante elecciones, el sucesor de Plaza fue Lizardo García quien, por palabras de Alfaro en un mensaje a la nación dijo: “La política desleal y corruptora del general Plaza, las sórdidas negociaciones en que se hallaban envueltos los principales dignatarios; el quebrantamiento de las leyes fundamentales (…) la revolución era necesaria, inaplazable en el concepto de la mayoría de los ecuatorianos…”. Se produjo la batalla del Chasqui en la que fue vencida la fuerza de García, y Alfaro entraría, una vez más, triunfante a Quito el 17 de enero de 1906.
Inmediatamente emprendió en dar impulso a la construcción del ferrocarril que había sido detenida por los dos gobiernos anteriores. Se amplió el abastecimiento de agua para Quito; se renovó el saneamiento y la canalización en Guayaquil, se construyeron establecimientos de enseñanza. En definitiva, todo el país se vio beneficiado con obras de infraestructura muy importantes.
Leyes de patronato y de beneficencia
En al plano legislativo se corrigieron leyes que se consideraron impropias como la ley de bancos expedida en 1899; se reformó la Ley de Patronato para que, de una manera equitativa y conciliadora, se produjera una separación definitiva de la Iglesia y el Estado.
Esto produjo una protesta del clero que no aceptó la ley por estar en contra de sus doctrinas. Con esa ley, la Iglesia estaba en libertad de adquirir derechos y contraer obligaciones, pero quedaría sujeta a todas las prescripciones de la legislación, esta ley dio origen a la importantísima Ley de Beneficencia en la que, los bienes llamados de “manos muertas” puestos en arrendamiento o administración, según la Ley de Cultos, habían llegado a ser completamente inútiles para las comunidades religiosas ; por lo tanto, esos bienes, de acuerdo a la Constitución y al Código Civil, pasarían a manos de instituciones de beneficencia que los administraría adecuadamente en beneficio de la gente menesterosa que vivía en la más humillante pobreza.
El ferrocarril llega a Quito, la sucesión presidencial y el camino a la hoguera bárbara
El 17 de julio de 1908 llegó el ferrocarril a Quito en medio del regocijo de la población que celebró por todo lo alto el acontecimiento. No obstante, como era y ha sido inveterada costumbre en el Ecuador, hubo gente, sobre todo los conservadores opositores de Alfaro, pusieron innúmeras objeciones al tren que sin embargo empezó a generar resultados positivos en el comercio y en todas las actividades económicas en las que tenía influencia. Acusaron a Alfaro de haber incurrido en actos corruptos por los altos costos que había tenido poner en funcionamiento el ferrocarril.
Desvirtuadas todas las acusaciones mediante pruebas irrefutables, transcurrió el tiempo y llegó el momento en que terminaría el período presidencial del General Eloy Alfaro. Luego de infundadas acusaciones de que se había proclamado dictador, y luego de un levantamiento armado en el que se intentó asesinar al todavía presidente constitucional, el Viejo Luchador encontró asilo diplomático en la legación de Chile, desde donde presentó su renuncia veinte días antes de que termine su mandato.
Hubo traiciones de algunos amigos de Alfaro, todos se ensañaron y buscaron la manera de pescar a río revuelto como fue el caso de Vicepresidente Carlos Freile Zaldumbide que fue el que le pidió la renuncia, él, sin ninguna duda creyó que podía reemplazar a Alfaro aunque fuera por poco tiempo, pero no fue así, se designó a un desconocido Juan Francisco Navarro para que no haya vacío de poder hasta que asumiera el cargo el sucesor electo, el señor Emilio Estrada quien, al poco tiempo de asumir la presidencia, falleció; en ese caso, sí pudo reemplazar a Estrada, Freile Zaldumbide. Mientras tanto, Alfaro y su familia habían viajado a Panamá.
En ese lapso hubo movimientos subversivos, intrigas y levantamientos. Alfaro fue convencido de regresar al Ecuador, y tomó la decisión equivocada: volvió y en Guayaquil fue apresado y de ahí fue conducido a Quito en el ferrocarril que él mismo había construido y que se convertiría en el transporte que le transportaría a su destino final, que no era otro que la hoguera en la que terminaría de la manera más infame y cruel su revolucionaria y fructífera vida a manos de una turbamulta enardecida. El domingo 28 de Enero de 1912, pasa a ser una de las fechas mas lúgubres de nuestra historia y los cambios fueron tan profundos que hasta hoy no solo genera polémica sino que inclusive vándalos cobardes, aprovechando la oscuridad, han pretendido este 5 de Junio mutilar el monumento recordatorio de la vergüenza colocado en el parque de Ejido en Quito, como si la memoria del Alfaro y quienes junto a él fueron miserablemente inmolados: su hermano Medardo ,su sobrino Flavio Alfaro, el periodista Luciano Coral y los militares leales Manuel Serrano Renda y Ulpiano Páez pueden ser borrados de las páginas de nuestra historia.
Gonzalo Sevilla Miño