Gonzalo Sevilla Miño | [email protected]
Largas son las historias en que el mal manejo de los fondos de los ciudadanos por parte de las instituciones financieras han creado una debacle nacional, por que el descontrol en la mitad del siglo pasado llevó a una grave crisis que motivó la Revolución Juliana, cuyas causas y análisis hoy también entregamos a nuestros lectores.
Las reformas permitieron un gran desarrollo económico y los bancos y banqueros fueron el motor principal por el cual los fondos de los depositantes eran administrados con absoluta pulcritud. Las limitaciones legales eran parejas a la calidad moral de los banqueros que entendían que los depósitos del público no eran para inversiones propias o de sus familiares, lo que después se conoció como créditos vinculados.
Los administradores o propietarios de los bancos no tenían negocios paralelos, tampoco adquirían para sí o para sus grupos , los bienes entregados por las crisis y tenían la obligaciones de volverlos a vender en públicas subastas y con un tiempo pequeño de permanencia en sus patrimonios.
No había sobre tasas, es decir que fuera del valor de los intereses permitidos se llegó a pagar las llamadas sobre tasas, verdaderas coimas para los que otorgaban los créditos, los encajes bancarios eran muy rigurosos y los banqueros no podían o intervenir en negocios como sucedió en varias ocasiones en que las inversiones buenas y rentables eran para los banqueros y cuando los negocios no resultaban eran los depositantes los que perdían sus patrimonios y siempre el estado salía a su rescate.
La época que hoy analizamos llena de orgullo a la actividad financiera en donde los administradores de los bancos estatales y privados eran personajes rigurosos en la administración y en el otorgamiento de créditos y los banqueros eran impulsadores de grandes proyectos y especialmente de nuevos innovadores ya que tenían la formación de apoyar y dar crédito no solamente aquellos que tenían respaldo económico sino especialmente a los que generaban nuevos emprendimientos.
A ese grupo de valientes ciudadanos hoy rendimos tributo reconociendo que la reseña puede haber olvidado algún otro integrante de esta saga de verdaderos banqueros que honraron al país.
Fue el año de 1906, un año caracterizado por acontecimientos que marcaron la historia del Ecuador. Entre otros, fueron muy importantes: La fundación del Banco del Pichincha, del Diario El Comercio y la creación de la Cámara de Comercio de Quito.
Banco del Pichincha y la familia Acosta
Manuel Jijón Larrea y un grupo de destacados quiteños decidieron la formación de este banco que, a lo largo de 119 años, ha sido una institución que ha funcionado enmarcada bajo cánones de corrección y manejo adecuado de los fondos pertenecientes a sus clientes.
Fue una institución que, al principio, llevaba el nombre de “Casa Chiriboga” porque uno de los principales capitalistas fue el señor Luis Francisco Chiriboga; sin embargo, en homenaje a la Batalla del 24 de mayo de 1822, se decidió que su nombre debía ser, Banco del Pichincha.
El Pichincha ha sido conducido administrativamente por una respetable familia quiteña, empezando por el doctor Alberto Acosta Soberón que ejerció la gerencia del banco por algunas décadas; sin tener acciones ni otro tipo de interés económico en la sociedad propietaria del banco; a él, le sucedió su hijo, don Jaime Acosta Velasco, que también ejerció la Gerencia General con acierto y eficacia. El Banco del Pichincha actualmente se encuentra entre los bancos más grandes del país, tanto por sus activos, como por el número de clientes.
Banco de Préstamos y la familia Albornoz
El 19 de enero de 1909, los señores Vidal Ortíz, doctor Luis Felipe Borja (hijo), don Enrique Gangotena, don Maximiliano Baer y don Eduardo C. Brooks, formaron la “Compañía de Préstamos y Construcciones”.
En primera instancia, su primordial actividad se circunscribió a efectuar préstamos y a propender al desarrollo urbano de la ciudad de Quito por medio de las edificaciones. Durante algunos años, la Compañía de Prestamos y Construcciones tuvo un desarrollo sostenido; sin embargo, por vaivenes políticos y económicos, estuvo al borde de la bancarrota. Ante la crisis, los accionistas solicitaron el concurso del doctor Humberto Albornoz Sánchez, elemento importante por su capacidad financiera y sus dotes de magnífico organizador, fue quien puso al servicio de la institución toda su voluntad y talento y consiguió salvarla de su inminente desastre. Mediante sus ejecutorias de buen administrador, el doctor Humberto Albornoz, ubicó a la institución, a partir de 1922, en un franco proceso de progreso y desarrollo y, desde 1929, cambió su razón social por la de Banco de Préstamos. Desgraciadamente, en 1950, el doctor Albornoz falleció, pero le sucedió su hermano, el doctor Alfredo Albornoz Sánchez quien administró el banco hasta 1973.
Posteriormente, se nombró al doctor Alfredo Albornoz Andrade como Gerente General y Presidente hasta aproximadamente 1986. (Información proporcionada por la señora Paulina Albornoz, hija del doctor Alfredo Albornoz Andrade). A partir de 1986, luego de una trayectoria brillante de 77 años, se transfirieron las acciones a otros inversionistas que administraron el Banco de Préstamos hasta su cierre y liquidación definitiva ante la mayor crisis bancaria que enfrentó el país entre 1998 y 1999.
El Banco de Descuento y el Doctor Carlos Julio Arosemena Tola
En 1920, el doctor Carlos Julio Arosemena Tola creó el Banco de Descuento, prestigiosa institución bancaria que la gerenció hasta su fallecimiento en 1952.
Este banco llegó a convertirse en uno de los más importantes de Guayaquil y del país gracias al amplio conocimiento que el doctor Arosemena Tola tenía respecto del manejo de instituciones financieras pues, desde su más temprana juventud, cuando tenía 17 años, entró a trabajar en el Banco del Ecuador, sin sueldo, en un puesto que le dio su padre que era gerente de ese banco, quien, luego de dos años, consideró que su hijo servía para banquero y decidió pagarle, ya que, según lo manifiesta, Rodolfo Pérez Pimentel, antes no lo había hecho porque “El inteligente busca la sabiduría mientras el tonto tiene la mirada perdida y más aprovecha un reproche el sensato que los palazos el necio”, lo que demuestra el acierto con el que fue manejado el banco que, posteriormente, por razones que ya han sido analizadas abundantemente por la historia financiera del país, en 1985, entró en fase de liquidación y cayó uno de los bancos tradicionales de Guayaquil.
El Filanbanco y la familia Isaias Barquet
Mema Qeshaya cambió su apellido a Isaías por facilidad al comercio, aducía que nadie podía pronunciar su nombre por no ser castizo. Con el tiempo, la familia Isaías Barquet, cuyos orígenes en los negocios, provienen del comercio y de la industria, decide incursionar en las finanzas adquiriendo la caja de ahorros: La Filantrópica en 1958. En 1978, mediante un aumento de capital, la caja de ahorros se convierte en Filanbanco.
Con los años estuvo entre los tres primeros bancos del país, alternando el primer lugar con el Banco de Pichincha y Banco del Pacifico. Con su presencia en el sistema financiero nacional, Filanbanco llegó a manejar el 60% del comercio exterior y el 20% de la intermediación financiera del país. (¿Qué pasa Ecuador? Bruno Faidutti Navarrete). Filanbanco también cerró sus puertas en julio de 2001. El Banco del Pacífico y marcel laniado de wind. Por iniciativa del señor Marcel Laniado de Wind, en 1972, se fundó el Banco del Pacífico, cuando el país estaba viviendo su primer boom petrolero.
En poco tiempo el banco se constituyó en uno de los más grandes del país.
Fue el generador de una banca moderna, dedicada al financiamientos de proyectos industriales y con gran afecto por el agro. El Pacífico sufrió un deterioro en 1998, cuando falleció Laniado. La salud financiera de la institución se complicó con las crisis de Ecuador en 1999 y las nuevas administraciones.
En el 2001 el Banco Central del Ecuador lo capitalizó, y se constituyó como nuevo dueño de la entidad financiera, y las acciones del Pacífico ahora están en poder de la Corporación Financiera Nacional. Todavía no se sabe cuál va a ser el destino del banco: de momento sigue en manos del Estado y está siendo manejado por una administración extranjera que sería el paso previo a una eventual venta.
El Banco Popular del Ecuador y Clemente Vallejo Larrea
Desde su fundación en Quito, en 1961, a lo largo de 24 años, el Gerente del Banco Popular del Ecuador fue don Clemente Vallejo Larrea, quien no tenía una sola acción de la compañía; lo cual, le permitió al banco no tener vínculos con grupos económicos de presión.
En general, el banco fue manejado por profesionales de alto nivel, empezando por Vallejo que, según Francisco Febres Cordero, (el Pájaro), era un hombre de principios férreos y creencias definidas. A lo largo de ese tiempo, el Popular llegó a ocupar el puesto 4 en el ranking de clasificación bancaria del país. A partir de 1985 las cosas empezaron a cambiar. (El Universo, 20 de septiembre de 1999). En 2001, la institución fue cerrada mediante una serie de irregulares y contradictorios procedimientos fiscales, legales y judiciales.
El Banco Central Del Ecuador y Guillermo Pérez Chiriboga
Guillermo Pérez Chiriboga fue elegido como Gerente General del Banco Central del Ecuador el 26 de septiembre de 1944 y duró en el cargo hasta el 17 de noviembre de 1960, para volver al banco desde 1963 a 1966. Fue sorprendente que en un período tan largo al frente del instituto emisor, el señor Pérez no había tenido ningún tipo de estudio en economía y finanzas.
Lo que sabía del tema lo había adquirido gracias a las conversaciones con su suegro Juan de Dios Martínez Mera, por la experiencia adquirida en los distintos cargos que ocupó en la Superintendencia de Bancos y en el mismo Banco Central. En una entrevista se le preguntó que cómo sin tener ningún estudio en temas económicos, era capaz de tomar medidas, a lo que respondió:
“No se necesita haber estudiado contabilidad, sino a tener sentido común”. (Entrevista a doña Flora Martínez, citado por Milton Luna en Banco Central del Ecuador, 1992 p. 18). Durante su prolongado ejercicio al frente del banco emisor, Guillermo Pérez Chiriboga, intentó mantener y hacer valer la autonomía de la institución, lo cual, le permitía mantener la estabilidad monetaria y así no ceder ante la presión de los diferentes grupos, que exigían del banco dinero o se enriquecían de la devaluación de la moneda.
Las estrictas políticas que aplicó en el banco impidieron que los gobernantes soliciten préstamos para financiar las obras a los que sus planes de desarrollo exigían. Sin embargo, su gestión fue motivo de agradecimientos y reconocimientos como el caso del doctor Velasco Ibarra que le felicitó diciéndole entre otras cosas: “…Usted ha merecido bien del país y gratitud del gobierno”. Guillermo Pérez Chiriboga fue un personaje de los más importantes que tuvo la banca ecuatoriana. (Referencia: Tesis para obtener el título de Historiador “El Problema de Autonomía del Banco central del Ecuador, 1927-1966. Sebastián Luna Andrade)
Con la somera semblanza que me he permitido realizar acerca de algunos bancos ecuatorianos y de los ejecutivos que los han administrado, considero que se ha conseguido relievar a las instituciones financieras que fueron creadas por gente valiosa que manejó acertadamente los recursos de sus clientes.
Gonzalo Sevilla Miño | [email protected]