Contaminación

JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ
JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ

Estudios hechos por expertos universitarios ecuatorianos y colombianos, sobre los efectos en el ecosistema y en la salud ambiental de las hidroeléctricas, llevan a la conclusión, de que la demanda de mayor cantidad de energía, asociada al desarrollo y crecimiento demográfico, priorizan la expansión de la producción de energía eléctrica; que erróneamente se la llama energía limpia y renovable, no obstante los impactos sociales y ambientales, así como los efectos en la salud de la población han sido reconocidos hace mucho tiempo.

La expulsión de los desechos o sedimentos de estas industrias al medio ambiente, como ríos y lagos, afecta los procesos de transporte de sedimento, cambiando la geomorfología de los ríos, y con ello la disminución del oxígeno, con lo cual se causa la mortalidad de peces y otras especies acuáticas.

Los impactos de estos embalses en el ecosistema y en los medios de sustento, afectan la salud de la población, afectación alimentaria, enfermedades asociadas con el agua, debido a la pérdida de la fuente hídrica, (ríos), los cuales pueden destruirse o secarse; y finalmente estos desechos conocidos como sedimento, terminan en los océanos, causando daño irreparable al medio ambiente, con lo cual se mata especies marinas que sirven en la cadena alimentaria humana, y colateralmente, dejando sin alimentos y sin actividad laboral a las personas que se dedican a la pesca artesanal.

No es posible ni aceptable, que personas que están llamadas a cuidar el medio ambiente, y con ello la salud y vida de sus conciudadanos, se permitan hacer declaraciones en medios públicos, tratando de dar explicaciones tontas para explicar que los desechos que lanza la empresa Mandariacu al río Esmeraldas y Quinindé, no causa efecto a la vida de las especies y salud humana; es reprochable, que por un miserable sueldo que se ganan en las jefaturas de Medio Ambiente de la Prefectura, nos traten de ver la cara de bobos.

Rechazamos la conducta de este mal funcionario, y pedimos a la Prefecta que corrija su política del medio ambiente, no puede jugar con la vida de los esmeraldeños. Debemos obligar a cerrar Mandariacu, o pronto nos quedaremos sin agua, sin especies acuáticas; y sin alimentos.