¿Cómo ayudo a mi hijo a salir de una banda?

El aumento progresivo de violencia en el país es evidente, sin embargo es prudente poder identificar la diferencia entre una banda callejera o pandilla.

Este artículo está basado en psicologosmexicodf institución de psicología mexicana. En los últimos años el aumento de violencia acecha la región hispanohablante, el aumento de bandas es proporcional a la violencia e índices de pobreza, lamentablemente en las filas de nuevos integrantes están jóvenes y adolescentes que son personas fácilmente influenciables.

La violencia es su forma de vida según el concepto de juventud y cultura de algunos barrios, hay ocasiones que también se produce violencia en zonas no marginales.

La escala de agresividad es inminente y la probabilidad de vinculación con asesinatos y drogas es cuestión de tiempo. ¿Cómo prever estas situaciones? ¿Cómo ayudar a nuestros hijos a no caer y poder salir de las pandillas violentas?

Identificar una banda callejera.
El ideal y la filosofía que mantiene el grupo de personas son compartidas con sus integrantes y naturalmente son aceptadas es precisamente este sinergia de ideales que los impulsa a realizar actividades en conjunto, una banda callejera o pandilla es más que eso, su mayoría de acciones tienen carácter delictivo, violento o nocivo, variando desde consumir drogas a cometer crímenes o participar en conflictos armados entre pandillas.

Jóvenes que se unen a las filas suelen mantener una personalidad similar, licencias en común lo cual ayuda a sentirse identificados, eso establece una relación de hermandad.

Las bandas surgen en ciertas zonas marginadas espontáneamente donde el factor común es un alto índice delictivo, pobreza y una decadente calidad educativa, al no conocer otras formas de desarrollo personal ni contar con principios y valores fundamentados eligen la calle como método de vida, y naturalmente la forma más fácil de obtener dinero desde su punto de vista.

La adaptación social es un factor importante, jóvenes que debido a la discriminacion, ya sea por raza, costumbre, estatus o cualquier otro factor inherente a ellos que pueda diferenciarlos de la mayor. Esta discriminación complica también las posibilidades de un empleo digno, sumada la incomprensión, marginación aumenta el fuego en el resentimiento social lo que origina nuevas pandillas.

Para ingresar a una pandilla deben cumplir retos(órdenes directas) impuestos por el líder o miembros de mayor rango, acciones que pueden ser muy rudas o peligrosas para el mismo integrante , la de sus seres queridos o alrededor con la finalidad de ganar la confianza de los líderes.

Las condiciones para pertenecer a una banda callejera en la mayoría de los casos obligan al joven a cometer actos que en realidad no quiere hacer; pueden ordenarle robar a sus padres, a sus amigos, vender drogas o consumir altas dosis de la misma, algo que no es su costumbre, e incluso disparar o asesinar a alguien, en muchas ocasiones, a algún miembro de una pandilla rival.

Consejos para ayudar a un hijo o familiar a salir de una banda

Es importante que en lugar de criticar, ordenar y prohibir, se dialogue con el adolescente. Preguntarle sobre lo que le gusta, lo que no le gusta, por qué siente afinidad con ciertas cosas como la forma de vestirse, la música o las películas que escucha y a partir de allí orientar y hacerle saber, a modo de sugerencia, qué cosas pueden ser mejores para él o ella, qué es saludable y positivo y qué no lo es. Mostrarle otras opciones que pueden interesarle y que el adolescente sienta que depositan confianza y responsabilidad en ello, que los padres le dan la libertad de elegir. Esto debe hacerse con frecuencia y constancia, no siempre van a preferir lo que se les sugiere, pero hay que ser insistentes de forma paulatina y sin forzarlos.

Desde casa, hay que educar con palabras y ejemplos que la violencia y la agresión jamás es una vía factible y que no trae nada positivo sino al contrario, aunque parece satisfactorio al principio, puede ocasionar consecuencias muy graves. Enseñarles principios y valores, en conjunto con los maestros y mostrarles que pertenecer a una pandilla puede resultar en catástrofe para ellos y sus seres queridos; desde la prisión hasta el asesinato.

Si su hijo ya pertenece a una banda adolescente, acérquese a él. No le grite ni actúe de manera agresiva con él pues eso reforzará su propio comportamiento violento y marcará aún más la lejanía familiar. En su lugar, procure conversar con él y entender qué es lo que hace y por qué. Pregúntele por sus sentimientos. Infórmele de por qué no está de acuerdo con la conducta de los grupos callejeros y por qué, y no le permita establecer contacto con ellos.

Todos estos consejos ayudarán a que el joven se dé cuenta de que no es feliz en donde está ni haciendo lo que hace, sin embargo, la decisión de salir de una banda callejera es de él o ella; debe ser él quien quiera cambiar y mejorar su vida y como padre, amigo o familiar, usted debe estar allí para él. Tanto como para ayudarlo a darse cuenta de su situación y a tomar la decisión de cambio como para que la efectúe. No le diga lo difícil que será salir de allí, conseguir empleo o continuar con sus estudios; no sea un obstáculo para él. En su lugar, motívelo a creer en sí mismo, hágale saber que todavía tiene posibilidades y oportunidades para crecer como persona y que debe sentirse seguro de sus capacidades. Para ayudar a su hijo a salir. (IA)