Ángela Merkel

JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ
JOFFRE DAZA QUIÑÓNEZ

Ángela Merkel, gobernó Alemania 18 años, sale con todos los honores de una gobernante honesta y sobria, el día que se retiró de sus funciones fue aplaudida calurosamente, desde las plazas, calles y ventanas de Berlín, con liderazgo singular, especialmente en los derechos humanos; dirigio a 80 millones de alemanes con competencia, destrezas, y sinceridad; la apodaron la Dama del Mundo, por sus caraterísticas de excelente ser humano e impoluta.

Durante su mandato, no asignó ningún cargo a sus familiares, nunca afirmó ser creadora de glorias, no recibió pagos millonarios, no permitió que animaran su actuación, no luchó ni persiguió a sus oponentes o predecesores, deja a su nación en las mejores condiciones políticas y económicas de todos los tiempos. La reacción de los ciudadanos alemanes no tuvo precedentes en la historia del país, toda la población, salió a los balcones de sus casas y aplaudió durante seis minutos seguidos, una ovación de pie a nivel nacional.

Ángela Merkel es físico química de profesión, académica, habla tres idiomas; durante sus 18 años de gobernante, usó un uniforme, de tal forma, no se dejó ilusionar ni por la moda, ni por las cámaras, no compró bienes raíces a su favor, autos, yates ni aviones privados.

A la pregunta de un periodista, que notaban hace 10 años usaba el mismo vestido?, soy empleada del gobierno, no soy modelo. La señora Merkel, vive con su esposo en un modesto departamento, en el mismo que usó antes de ser gobernante, y no tiene empleados domésticos, piscina, aún vive arrendando. En todos lados predicaba, que siempre hará las cosas, como a Dios le agradan, porque le temo y porque le sirvo con todos mis bienes y todo su corazón, porque hace algunos años, le abrió su vida y su corazón a Jesucristo, y desde entonces es cristiana, no solo de palabra, sino de hechos. Por esa razón, deja a Alemania con la economía más grande de Europa. Sin duda, Merkel, un ejemplo.

Son una vergüenza, aquellos gobernantes, especialmente latinos, que llegan a robar, y a comprar bienes para su disfrute; que vergüenza para aquellos alcaldes y prefectos, que llegan pobres, y salen ricos, con casas y haciendas, sin justificar, sus fortunas mal habidas.

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