Alianza del pacífico: Dilema complejo

La arquitectura del desarrollo económico y comercial establecida entre los países asiáticos y americanos se convirtió para los Gobiernos en Ecuador, en una fórmula misteriosa desde finales de 2005.

Es un va y viene, que los ejecutivos del país no han logrado consolidar como instrumento de desarrollo nacional, llevándonos en un camino de pérdidas millonarias en comercio e inversiones, así como, en retrasos científicos y tecnológicos, desaprovechamiento de modernos sistemas laborales, desperdicio del uso de técnicas innovadoras en el manejo y protección del ambiente, en métodos de progreso cultural y adiestramiento en artes, significado de bienestar en la vida contemporánea.

La localización geográfica de Ecuador; privilegiado en una gigantesca cuenca en el océano Pacífico; la región más rica y próspera del mundo, no es sino, ser dueños de un pase que nos permite actuar en el escenario de mayor éxito planetario. Aprovechar ese beneficio, apalancados en la enorme cantidad de ventajas que ofrecen las plataformas organizadas por las economías que operan en este colosal y exuberante territorio, es aún, un hecho no cumplido, debido a nuestra escasa visión y falta de responsabilidad con las expectativas de la población, por hallar nuevas formas de mejorar su vida.

ALINEAMIENTO DE LOS INTERESES NACIONALES EN EL AREA DEL PACÍFICO

Los empresarios, la academia y gremios de turismo, al iniciar la década del 2.000, tuvieron un destello de creatividad; lograron convencer al sector público de lograr la membresía en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico APEC, inspirados en ideas de planificación mundial de cooperación y desarrollo: se concretaba en aquella época la integración física sudamericana que tuvo en Lima el año 2010, el compromiso del BID, Centro de Pensamiento Estratégico Internacional CEPEI y Universidad del Pacífico, para visualizar en el mapa, la conectividad de América del Sur con el continente asiático: Ecuador, avanzaba con muy paso en su participación en organismos como el Consejo Económico de la Cuenca del Pacífico PBEC; Foro de Cooperación Económica del Pacífico PECC y el Foro de Cooperación de América Latina y el Caribe FOCALAE, a fin de integrarse finalmente, como socio activo en el APEC.

A mediados de 2005 se destruyó todo el trabajo; Ecuador dejó de interesarse en este sistema de desarrollo continental y abandonó, sin explicación, la idea de vincularnos a la acción compartida en la región del Asia-Pacífico que representa el 54% del Producto Interno Bruto mundial y 44% del comercio en el planeta. Renunciamos a pertenecer activamente a un medio natural de desarrollo hemisférico en el cual, habríamos conseguido la liberalización del comercio e inversiones; la facilitación para hacer negocios: en donde la cooperación técnica ofrece resultados concretos para incrementar y certificar los flujos de la economía.

No deseo pensar que la promoción a rajatabla que realiza el APEC sobre la transparencia y el establecimiento de mejores prácticas en los procedimientos y reglamentos relacionados con la circulación de bienes, servicios y capital, hayan detenido el ánimo político de los anteriores gobiernos. Quiero considerar que actualmente, de manera positiva, intentamos retomar un espíritu de certidumbre y confianza con los actores económicos de esta inmensa región para hacer negocios a favor de la sociedad ecuatoriana.

¿UN NUEVO MENSAJE CON LA ALIANZA DEL PACÍFICO?

La Alianza del Pacífico fue iniciativa del ex Presidente Alan García; resaltada este año de 2022 por el Canciller César Landa de Perú, como un importante logro de integración profunda y, una magnífica plataforma de proyección al mundo, principalmente en la Cuenca del Pacífico.

Por supuesto, no hay que rendirse jamás; la situación ha cambiado y hoy intentamos mantener la fuerza y el empuje para integrarnos como socios activos en la llamada ALIANZA DEL PACÍFICO es un buen indicador de la ruta que deseamos seguir y el tiempo que debemos recuperar, acosados por la necesidad extrema de mejorar mercados, en provecho de la producción exportadora, la cual compite a brazo partido con otras economías del mundo, aventajadas por “aranceles cero” en su ingreso a los mercados más atractivos por su capacidad de compra.

Cargamos con graves desventajas que atentan contra nuestra decisión, al haber echado al tacho de basura la negociación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos; el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea; la Ley de Preferencias Andinas ATPDA; no haber suscrito Acuerdos de Libre comercio e Inversiones con países altamente consumidores y desechar la membresía en el APEC, fueron actos de agresión económica que pesan a la hora de negociar el ingreso como miembro pleno de esta organización.

LOS DESAFÍOS REQUIEREN FORTALEZA

En franca inocencia, los detractores de los acuerdos internacionales de comercio e inversiones, no han apreciado como, en el mundo real de los hechos, en México por ejemplo, hay opositores pero no asesinos del Acuerdo con Estados Unidos y Canadá. Sus gobiernos, sucesivamente, aprovecharon complementar la economía con los procesos productivos de sus países asociados; lograron facilitar el intercambio millonario de bienes, servicios e insumos y, sobre todo, la captación de enormes inversiones. A nadie en México, sea de cualquier tonalidad política, se le ocurrió atacar el acceso a estos poderosos mercados que le permiten enviar una diversidad de productos y servicios sin barreras comerciales y, además, recibir tecnología para elevar el vigor de su oferta.

Lo mismo sucede con Chile, Perú y Colombia; nuestros potenciales socios en la Alianza del Pacífico: todos beneficiados del TLC con los Estados Unidos; todos miembros del Foro de Cooperación del Asia-Pacífico APEC y sus éxitos económicos: Ecuador ni lo uno ni lo otro; desde mediados de 2005 hasta comienzos de 2021, las posibilidades de integrarnos y progresar con cadenas de negocios y economías más fuertes, fueron bloqueadas con el falso argumento de que los productores nacionales serían perjudicados en sus limitados negocios locales.
Autor: Embajador Patricio Suquilanda
Doctor en Jurisprudencia, Ex. Ministro de Relaciones Exteriores, Consultor Internacional.