A 50 años y un clic de distancia

Entre los baby boomers (nacidos entre 1946 y 1964) y la generación Z (1995 – actualidad) apenas distan cinco décadas. Sin embargo, las diferencias entre comportamientos, gustos, ideologías, formas de expresarse, canales de comunicación, entre otros, son diametralmente distintas al punto que hoy por hoy. La dificultad de mantener una comunicación eficaz y eficiente de las generaciones adultas con los jóvenes, es cada vez más marcada y hasta cierto punto, frustrante.

El mercado laboral, el de consumo, la esfera política, la educación, las familias y la sociedad en general, diariamente enfrentan el reto de entender cómo conectar con los públicos de las últimas generaciones que se han convertido en objeto de asombro, crítica e incluso rechazo; pero, al mismo tiempo, generan misterio e intriga como si estos seres extraños vinieran ya no solo de un mundo ajeno al nuestro, sino incluso, de otra galaxia.

Objeto de este artículo son los “extraterrestres” de las generaciones ‘Y’ y ‘Z’, conocidas también como ‘milenial’ y ‘centenial’, respectivamente. Si bien no se puede establecer con exactitud el inicio y el final de cada una de las generaciones, la generalidad indica que los milenials nacieron entre 1980 y 1995 y los centenials, de 1995 en adelante. Los milenials enfrentaron el desarrollo de la tecnología e Internet, por lo que la llegada de las redes sociales marcó un antes y un después en su vida. A través de ellas: cuentan al mundo su vida, a dónde viajan, qué comen, qué les gusta, cómo se sienten; defienden causas como la equidad de género, los derechos de la comunidad Lgbti, el calentamiento global; gestionan su vida a través de las aplicaciones (bancos, movilización, comida, compras) y son altamente influenciados por los generadores de contenidos digital, quienes marcan las tendencias en cada aspecto de su vida. No en vano, esta generación es la fábrica de ‘influencers’ y ‘blogers’ por excelencia. Esta hiperconectividad ha degenerado en dependencia de los celulares. A través de ellos interactúan con el afuera, por lo que se han visto disminuidas considerablemente, sus capacidades para entablar una comunicación a la “vieja escuela”, es decir cara a cara.

De acuerdo con informe del Centro de Investigaciones PEW de 2019, este grupo etario representa el 75% de la fuerza laboral a escala mundial, pero es una fuerza laboral distinta; es una que no entiende el por qué de lo establecido y por ello, cuestiona. Lo que ha sido heredado como políticamente correcto, no les es cómodo ni entendible por lo que buscan, horarios flexibles, valores corporativos con los que se identifiquen y un ambiente donde sus necesidades y expectativas sean igual de importantes como la de los clientes externos.

La generación ‘Y’ es la que más formación académica ha obtenido; un gran número ha cursado dos carreras y habla al menos dos idiomas; sin embargo, el no tener una urgencia de generar un ingreso constante y a largo plazo; no solo ha repercutido en la falta de estabilidad laboral, sino también en su falta de interés por independizarse de casa de sus padres. Han postergado el matrimonio y desarrollado relaciones afectivas altamente estrechas con sus mascotas; son más liberales y menos religiosos; de espíritu emprendedor y soñador; consumistas por excelencia, pero a su vez con alta responsabilidad social. Los conocen también como ‘Ninis’ (ni trabajan ni estudian); sin embargo, son los primeros hijos de la globalización convirtiéndose en los primeros ciudadanos del mundo; y eso, solo eso, les hace ser excepcionales.

En cuanto a los centenials, nada más y nada menos que son el primer grupo humano 100% nativo digital. Nacieron con el Internet, por lo tanto, un mundo sin él, simplemente no lo conciben. Los dispositivos móviles, son una extensión de su cuerpo, lo que les ha permitido desarrollar una gran capacidad para autoeducarse y convencerse que todo el conocimiento que necesitan está a un solo click de distancia. Internet es su fuente de saber, no sus padres, no sus profesores, no los líderes de opinión, sino Internet.

La inmediatez y lo visual son características inherentes a la información que consumen, lo que a su vez genera que su nivel de atención para tiempos prolongados, sea muy baja. El bombardeo de información al que están expuestos les genera frustración y depresión, pero al mismo tiempo, juzgan menos ante temas históricamente cuestionados como el divorcio y la orientación sexual porque simplemente para ellos ya no es un “tema” ni medianamente cuestionable.

Greta Thumber, la activista sueca de 19 años o Malala Yousafzai, activista pakistaní, con 25 años, son ejemplo de la irreverencia y conciencia social que caracteriza a esta generación que se enfoca más en el fondo que en la forma; la eficiencia no está atada a una vestimenta formal, ni a un espacio físico determinado como la oficina y es real que aspiran a que sus ingresos económicos lleguen rápido y sean altos. La atención de la sociedad debe estar puesta en ellos, pues son quienes dirigirán nuestros países en muy pocos años, así que comprenderles se vuelve primordial.

50 años dieron a luz a cuatro generaciones (baby boomers, X, Y y Z) que en la actualidad enfrentan la vida con otro lenguaje y forma de ver la vida, por supuesto no se puede encasillar y habrá excepciones, pero para este ejercicio de intentar comprender a cada grupo humano, era necesario describirlos (no etiquetarlos). Que estas diferencias, nos inspiren y nos motiven a enfrentar el gran reto que es lograr una convivencia equilibrada y justa. Que la diversidad y lo diferente sea complemento y no amenaza, pero sobre todo que comprendamos que, hasta que alguien demuestre lo contrario, todos son seres terrenales con aptitudes y carencias y que estamos llamados y casi, obligados a conectar entre nosotros, si no queremos renunciar al derecho de procurar un mundo donde lo que prime es el bien común. Supone un desafío, pero hay que intentarlo.

Gilda Figueroa