Yunda y la Justicia

Quito no logra salir de la crisis institucional, de gestión y, sobre todo, de confianza ciudadana que comenzó con la remoción, en 2021, del entonces alcalde Jorge Yunda. La capital necesita que la incertidumbre que dejó esa turbulencia culmine pronto, con las elecciones que se avecinan; sin embargo, eso no será posible mientras Yunda continúe siendo blanco de rabiosos cuestionamientos, obstinada hostilidad y temeraria especulación que imposibilitan cualquier cierre conciliatorio y sensato.

Además del conocido desdén por las formas que ostenta la política capitalina, el exalcalde se pavonea entre elementos que irritan a sus detractores: sus problemas legales, ante la Función Electoral y la justicia ordenada, siguen pendientes;  se mantiene en firme apología de su hijo prófugo; y es, al final de cuentas, el candidato de los mentalizadores de las violentas protestas que han azotado a la capital. No obstante, se ha disparado en las encuestas.

En momentos como estos, la sociedad necesita aferrarse a sus convicciones democráticas y respetar la separación de poderes. Más sano y constructivo resulta este momento que las fuerzas políticas coloquen su atención y energía en la campaña que ahora empieza, y que alivien cualquier tipo de presión malintencionada que pueda existir sobre el Tribunal Contencioso Electoral y la justicia. Solo a esas funciones del Estado les compete pronunciarse sobre la inocencia -o culpa- de Jorge Yunda; cualquier otro juicio le resta legitimidad al proceso electoral.