Verdad acorde a los tiempos de la Justicia

Desde que inauguró oficialmente el caso denominado ‘Sinohydro’, la fiscal general Diana Salazar insiste en que ‘los tiempos’ de la Justicia son diferentes a los de los políticos o de los periodistas. De esa manera, busca justificar la inusual demora de más de cuatro años —desde que periodistas independientes revelaran la primera evidencia del caso—. Ojalá que, en esta ocasión, la Justicia pueda emplear ‘los tiempos’ a su manera, sin presiones ni prisa, para entregar a la ciudadanía, finalmente, esa verdad pura y completa sobre la corrupción del pasado reciente.

Hay muchas preguntas pendientes e igual cantidad de artimañas para evadirlas, como se hizo en más de una ocasión. ¿Está dispuesta la Fiscalía a investigar debidamente la posible participación de China a nivel estatal o preferirá escudarse, al igual que se hizo en el caso Foglocons Ecuador —el que involucraba a Álex Saab— en límites de soberanía para no rebasar ciertos límites? ¿Tiene sentido asumir que un Vicepresidente llevaba a cabo gestiones ‘non-sanctas’ con autoridades de otro país, para la ejecución de la más emblemática obra de un régimen paranoide, y que el resto de autoridades del Gobierno no lo sabían?

¿Se investigará a todos aquellos cuya colaboración era necesaria para mover decenas de millones de dólares por vías formales o, como en el caso Odebrecht, se procederá de forma curiosamente selectiva? ¿Se tomarán ‘los tiempos’ de seguir y encontrar el dinero, o bastará creer que los autores estaban motivados solo por un influjo psíquico y esperar a que en algún momento, como en el caso Las Torres, llegue evidencia de afuera?

El país merece un relato debidamente probado que, si bien nunca será completo, al menos sea coherente.