Una renuncia que abre puertas

Muchas veces los políticos creen que es cuestión de tiempo hasta que la gente termine dándoles la razón y por ello no tienen reparo en perpetuar dolorosos impases. El presidente Guillermo Lasso —al igual que el resto de miembros de Creo— acaba de demostrar fehacientemente que no es ese tipo de líder.

Al abstenerse de ser candidato en las próximas elecciones anticipadas, el aún presidente hace dos valiosas contribuciones al país. La primera es mantener viva la opción antiautoritaria en las próximas elecciones. Se ciernen sobre la democracia ecuatorianas amenazas desde diferentes frentes. Ya no es solo el correísmo; también habrá qué vérselas con el populismo militarista y el ecologismo radical. Dispersar la tendencia democrática —mayoritaria— entre demasiados candidatos conlleva el riesgo de allanar el camino para una de esas minorías autoritarias.

La segunda es abonar a que, en este momento de grave crisis, la gestión pública se vea libre de susceptibilidades políticas. Tanto el problema de seguridad como El Niño que se avecina requieren medidas urgentes y concertadas. Si las autoridades locales o los otros bloques políticos temen que esas gestiones tengan una motivación electoral solapada, probablemente condicionarán o limitarán su apoyo. Igualmente, este no es momento para que un mandatario tenga que dividir su tiempo y su atención entre la gestión y la campaña. Al retirarse de la contienda y garantizar que no apoyará a ningún candidato, Lasso invita a creer que el manejo de las crisis será prioritario y, dentro de lo que cabe, políticamente desinteresado. Ojalá el resto de actores sean capaces de escuchar el llamado y proceder con similar madurez.