Una nueva matanza

Las muertes de presos en custodia del Estado, muchas veces asesinados de forma atroz, empiezan a ser usuales ante los ojos de la ciudadanía y sus gobernantes. La sobriedad con la que las autoridades celebraban ayer la relativa rapidez con la que las fuerzas del orden retomaron el control de la Penitenciaría del Litoral parecía obviar la tragedia: al menos 20 presos fueron asesinados.

Los centros de detención, devenidos en arsenales, son el cuartel general de bandas y carteles que operan con total impunidad. El Estado debe detener la barbarie.

La ciudadanía, comprensiblemente exasperada por necesidades insatisfechas, parecería impávida ante el destino de quienes se encuentran privados de su libertad. El nuevo gobierno enfrenta un frontal desafío ante el inevitable cuestionamiento sobre la capacidad del Estado de garantizar la vida de todos sus ciudadanos, incluso aquellos que permanecen encerrados bajo su custodia.

El pasado fue ensayo de fórmulas para lidiar con la crisis carcelaria actual. El régimen anterior ‘entregó’ la administración de las cárceles al crímen organizado y grupos delictivos. Hoy vemos las consecuencias.

En Ecuador no existe la pena de muerte, pero la falta de una política severa y coordinada para “retomar la soberanía” dentro de los centros penitenciarios, como dijo ayer el gobernador del Guayas, tiene una consecuencia similar. Garantizar la vida de los presos, aunque impopular, es tarea fundamental en un Estado de derecho.

FRASES DEL DÍA

«Lo que no se registra, no se recuerda.”

Benazir Bhutto (1953-2007), exprimera ministra de Pakistán

«El lobo tiene momentos de debilidad, en que se pone del lado del cordero y piensa: Ojalá que huya.”

Adolfo Bioy Casares (1914-1999), escritor argentino