Un norte para la educación

Si hay un sector al que la pandemia debió haber transformado radicalmente, es el de la educación. Tanto la drástica postración que experimentó el país por sus deficiencias en ciencia y producción, como la improvisada adaptación que tuvieron que llevar a cabo los maestros, debieron haber suscitado una reflexión sobre qué y cómo se está enseñando, y sobre quiénes están haciéndolo. Sin embargo, parece que la inercia se está imponiendo y que la educación vuelve al cauce de siempre.

La atención del gobierno y del magisterio está puesta en la crisis de infraestructura educativa producto de la pandemia —con cientos de centros inutilizados por saqueo y falta de mantenimiento, y decenas de miles de matriculados menos—, y en la polémica alrededor del alza salarial de los profesores; es decir, más de lo mismo. La discusión gira apenas alrededor de cuánto y cuándo fortalecer el sistema ya existente; nada se habla de las reformas urgentes que los nuevos tiempos exigen.

Mientras, los docentes no han sido evaluados desde hace seis años, y las preocupantes deficiencias que salieron a la luz en aquel entonces no han sido abordadas. Se anuncia la creación de miles de nuevas partidas para maestros, pero no se discute cómo se están formando estos futuros profesores. Se busca acuerdos internacionales en materia de comercio y de seguridad, pero nada para educación. Se habla de crédito productivo y de reforma laboral, pero ¿cuándo se va a hablar de cómo los ecuatorianos adquiriremos los conocimientos y habilidades que se requieren para competir en el mundo actual?

Sin definir un norte para la educación y sin tomar las medidas profundas que ello requiere, solo estamos apagando incendios.

FRASES DEL DÍA

«Hay que recordar que la historia se escribe con base en lo que quedó, no con base en lo que fue.

Jill Lepore (1966), historiadora 

 

«Hay quienes tienen miedo al cambio, pero yo tengo terror de que nada cambie.

Chico Buarque (1944), compositor brasileño