Un llamado urgente

La suspensión drástica de las clases presenciales niños y adolescentes fue adoptada, desde el inicio de la pandemia, con inusitada determinación por nuestras autoridades. Países con infraestructura y recursos mucho más acordes a los requerimientos de la educación virtual que el nuestro fueron considerablemente más reticentes a tomar dicha medida y luego exhibieron tremenda urgencia por salir de ella. En contraste, Ecuador parece haberse resignado.

No bastan los decretos para echar a andar la virtualidad en la educación. Se requería conectividad de calidad en todo el territorio, provisión de dispositivos apropiados para todos los estudiantes, docentes capacitados para trabajar esa modalidad y condiciones adecuadas para el estudio en los hogares. En cada uno de esos campos, Ecuador enfrenta deficiencias gravísimas imposibles de remediar a corto plazo.

La escuela cumple funciones de socialización, acompañamiento adulto y, en muchos casos, invaluable provisión de alimentación que no pueden ser replicadas en la virtualidad.

Parecería que hay un consenso en nuestra sociedad que prefiere que los niños permanezcan en casa, pero omite escuchar a dichas generaciones. Sin voz propia, esos niños y adolescentes asumen una porción desproporcionada del costo de la pandemia en favor de las generaciones mayores, que sí tienen presencia política y mediática.

La decisión es urgente y debe basarse no en cálculos no políticos, sino de bienestar de los niños y jóvenes, de su educación y su futuro. Dentro de unos años, los niños de hoy nos exigirán cuentas.

 

FRASES DEL DÍA

«Uno no puede y no debe tratar de borrar el pasado solo porque no calza con el presente.

Golda Meir (1898-1978), exprimer ministra de Israel

«La victoria le aguarda a quien tiene todo en orden; suerte, le llama la gente.

Roald Amundsen (1872- 1928), explorador noruego